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jueves, 30 de junio de 2016

La mujer que vino de un mundo paralelo

Este relato fue escrito por Lerina García Gordo, una mujer que afirmaba venir de un mundo paralelo. Escribió este relato en un foro con la esperanza de que alguien pudiera ayudarle.


Primera parte


Hola, me llamo Luz, tengo 41 años y creo que he saltado a un universo paralelo. Me cuesta contarlo pues todo el mundo va a creer que soy una psicótica, y nadie va a creerme. Por favor, si alguien ha tenido una experiencia similar que me escriba un mail. Un día me desperté y todo era distinto, nada espectacular ni nada que ver con los viajes en el tiempo y todas esas cosas, sencillamente me levanté en el mismo año y el mismo día en que me acosté pero muchas cosas eran diferentes. Son cosas pequeñas, pero lo suficientemente importantes para saber que, en un momento dado hubo un punto de inflexión en el que las cosas son diferentes. De hecho, si esto es un sueño todos estáis en un sueño, pues esto que escribo no existe, así que si alguien responde es que está viviendo la misma realidad que yo, sea mi sueño o no.


          Hace unos 4 meses me desperté una mañana normal, estaba en mi casa de alquiler en la que vivía hace 7 años, todo era igual, salvo que el juego de sábanas que estaba en mi cama era diferente, no le di importancia en el momento. Bien, fue a mi oficina, en mi coche, que estaba aparcado donde siempre, y era la misma oficina donde he trabajado en los últimos 20 años. Pero cuando llegué a mi despacho no era mi despacho, tiene los nombres en la puerta y el mío no estaba. Pensé que me había equivocado de planta pero no, era la mía. Me bajé a la zona wireless de mi oficina y me busqué, seguía trabajando allí pero estaba en otro departamento reportando a un director que ni conocía, fui al despacho que marcaba el directorio, dije que me encontraba mal y me fui. Todo en mi cartera era lo mismo, mis tarjetas, mi DNI, todo igual, pero yo no recordaba haber cambiado de departamento en ningún momento. Fui al médico del seguro y me hicieron pruebas de drogas y alcohol…..todo limpio. Fui a trabajar al día siguiente, y preguntando, diciendo que no me encontraba bien, bueno, he ido saliendo del paso.


          Mi piso es el mismo, todo igual, he mirado todos los papeles que guardo en la casa y todo es lo mismo. Al poco tiempo de darme cuenta de que pasaba algo raro pensé que era algún tipo de amnesia, que igual me había pasado algo y no recordaba un tiempo de mi vida, pero no, entré en Internet y era el día que debía ser, y las noticias, al menos las importantes de portada eran las mismas que el día anterior. Hace 6 meses que no estoy con mi pareja de hace 7 años, lo dejamos y comencé una relación con un chico de mi barrio. Lo conozco perfectamente, he estado 4 meses con él y conozco su nombre, apellidos, dirección, donde trabaja y a un hijo que tiene y donde estudia. Bien, ese chico ahora no existe. Parece que existía antes de mi ’salto’ pero ahora ni rastro, he contratado a un detective para que lo busque y no existe en este ‘plano’. He ido al psiquiatra y lo achacan al stress, cree que son alucinaciones, pero sé que no es así. Mi ex-novio está conmigo como si tal cosa, nunca lo he dejado por lo visto, y Agustín (mi novio ahora) parece no haber existido nunca aquí, no vive en el piso donde vivía ni encuentro a su hijo. Os juro que es real, que estoy muy cuerda. Mi propia familia no recuerda cosas como una operación en el hombro de mi hermana hace un par de meses, nunca la han operado, y pequeñas cosas así. Desafortunadamente no recuerdo muchas cosas importantes de los telediarios, pero el resto del mundo parece estar igual. Son muchas pequeñas cosas en los últimos cinco meses y ahora, muchas, tonterías, ropa que está en mi armario y no he comprado, post en el blog de un programa de radio que tenía con mi ex (el que sigue siendo mi novio ahora), y que dejé de poner….no sé son tonterías pero de verdad que estoy cuerda y ha sido real.


          POR FAVOR, si a alguien le ha pasado algo similar que me contacte, a ver que ha podido pasar, no encuentro ninguna patología que coincida con lo que me ha pasado. He estado cinco meses leyendo todas las teorías que he encontrado y estoy convencida de que ha sido un salto entre planos, algo, alguna decisión tomada, alguna acción que ha hecho que cambiaran algunas cosas, lo que me ‘mosquea’ es que esté en el mismo año, y por qué no he saltado a otro tiempo, yo soy exactamente la misma. Para explicarme, es como si hubiera perdido la memoria hace 5 meses y me despertara habiendo soñado esos 5 meses, con la salvedad de que todo el mundo me recuerda en ese tiempo, y he hecho cosas que no soy consciente de haber hecho. ¿alguna experiencia más?


          Por favor, abstenerse graciosos y gente que tiene ‘la verdad’ en su mano. Es muy serio para mí.


          Gracias


          Luz


 De inmediato le envié el siguiente mail:


 


lerinagarciagordo@yahoo.es


Segunda parte


Desde el 16 de julio del pasado año en que escribí mi post no me ha pasado gran cosa, la vida sigue tal cual la encontré aquella mañana del 23 de febrero del 2008 en que todo era distinto pero similar. Es todo muy extraño, y a la vez me adapté en seguida, supongo que habrá mucha gente a quien le ha pasado algo parecido y que no lo cuenta por miedo a que le tomen por loco, el ser humano es muy adaptable en el fondo a circunstancias nuevas y al juicio social.  


          No sé que más contarte de mi experiencia, soy muy cauta hablando con la gente. Me sorprende, por ejemplo, cuando estando con unos amigos al tiempo de ocurrir,  me recordaron la nochevieja del año 2007 en un sitio en Almería en la costa española, y haber conocido a una gente que sé no he conocido. En mi recuerdo y mi ‘otro’ plano (no se como llamarlo), pasé la nochevieja aquí en Madrid, en mi casa, y recuerdo perfectamente el menú y los platos que hice, además estaba con otra gente, con el chico que comentaba en mi post con el que salía y que ya no existe por ningún sitio (de lo que ahora, sinceramente, me alegro).


          El otro día saludé a un chico de mi barrio, un niño de unos 11 años con el que iba hasta el autobús todas las mañanas (recuerdo ir siempre en coche a trabajar desde hace años, salvo días esporádicos)  y no me conocía , son pequeñas cosas así, aunque el pensó que era una especie de vidente o algo así por lo que yo sabía de él.


          Lo más alucinante es que en mi casa hay fotografías de un festival de blues, en agosto de 2007, en las que estoy con un bluesman albino muy conocido, Johnny Winter, y sé fehacientemente que yo nunca he me he hecho esa fotografía, estaba mientras en otro sitio el mismo día, lo recuerdo perfectamente, pues fue el fin de semana siguiente a mi cumpleaños y lo celebré con mi familia.


          Como te he comentado, intento ser muy, muy, cauta y no hablar con casi nadie de esto para que no me malinterprenten e ir tomando datos poco a poco que voy anotando a ver si logro reconstruir los meses que no recuerdo y encontrar el punto de inflexión en el que se produjo la ‘convergencia’, por llamarlo de alguna forma.


          He hecho algún intento de contárselo a una amiga, pero no veo la forma, lo intenté en algún momento en que le recordé una noche que salimos en Navidad  del 2007 ella y yo, pero parece que tampoco lo hicimos. Es muy extraño, porque hay cosas que coinciden en esos meses y cosas que no, que son totalmente diferentes, parece ser que en mi entorno más cercano, pero también en otros internacionales, no sé un atentado en Francia que parece no haber pasado.


          Te cuento más cosas de la experiencia, es bastante sencillo, imagina que te levantas mañana y los últimos seis meses de tu vida es como si los hubieras soñado, y lo que todo el mundo afirma que son tus experiencias reales, y de las que hay pruebas fotográficas y demás no hubieran existido para tí, pero tu sabes que el sueño es real, y conoces gente y tienes experiencias, pero la gente de tu sueño no parece conocerte, pero sabes cosas de ellos que no podrías saber por un sueño…


          Me reitero, soy muy cuidadosa cuando hablo con alguien de esos meses.


          Muchísimas gracias por haberme escrito y por interesarte por mi y lo que me ha pasado, te lo agradezco de veras.


          La verdad es que estoy un poco cansada  y no puedo entenderlo, no puedo entender que  pase algo así para estar igual, uno siempre sueña que le pase algo extraordinario  para solucionar su vida, pero no es así, va contra toda coherencia, contra todas esas teorías tan de moda de  la ley de atracción, la sincronicidad, etc.


          Supongo que todo esto tiene una razón de ser, pero de verdad que no puedo alcanzar con mi limitada mente a saber que pasó.


          No sé, estoy agotada con este tema, no me apetece ni pensarlo, ya pienso que fue un sueño  y punto, estoy empezando a deprimirme con el tema, máxime cuando sé que nadie lo cree…


          ¿Sabes lo que pienso?, que somos unos personajes de una especie de video-juego de alguien que nos ha creado, con nuestro ADN y a nuestro libre albedrío, que nuestras vidas de 70-80 años en realidad no es nada para ‘los dueños de nuestro personaje’, no sé como llamarlo, como los personajes que nosotros creamos en second-life o algo así….A quien me dirige a mi se le estropeó el sistema un momento y por eso me pasó lo que me pasó. No sé, estoy hecha un auténtico lío, la verdad.  Le doy muchas vueltas a lo del video juego, obviamente sería algo más sofisticado que no llegamos a alcanzar con nuestra mente pero algo así…en el fondo tenemos conciencia/consciencia pero no existimos como creemos hacerlo. ¿y si fuera así? ¿y si alguien en el futuro, en otro mundo, en un universo que ni sabe que existimos nos hubiera creado para ganar o perder un juego? ¿qué diferencia hay con la idea de Dios y alguien a quien ruegas y te oye, y te concede, (o no) lo que quieres?? Ay, no sé, perdona que elucubre tanto, pero no sé que pensar, esa idea del ‘video-juego’. no es tan descabellada, piénsalo, imagina que en el año 2200 pueden crear personajes a su antojo, con pensamientos y sentimientos y solo somos eso. Es una locura, ser solo el personaje de un niño aburrido en su cuarto con la consola, un holograma de ceros y unos.


          Gracias por escribir y por interesarte, un beso fuerte.


Fuente: tendencias21.net

Nunca ayudes a un extraño


 


¿Es aconsejable ayudar a alguien que necesita nuestra ayuda? Nuestro instinto nos dice que debemos ayudarnos los unos a los otros. Pero a veces sin saberlo nos podemos poner en peligro o caer en una trampa…


La Segunda Guerra Mundial había acabado, pero el daño que habían causado los alemanes durante la ocupación y sobre todo durante su repliegue tras perder la Batalla de Normandía había dejado al pueblo francés en la más absoluta miseria. Con muchos de sus cultivos incendiados y sin casi ganadería, comer se había convertido en un privilegio al que sólo unos pocos podían aspirar.

En medio de este caos acceder a un trozo de carne o un huevo era casi imposible y sólo en el mercado negro se podía conseguir un alimento fresco que llevarse a la boca. Por supuesto sus desmesurados precios eran controlados por un grupo de gente sin escrúpulos que eran capaces de ver morir de hambre a sus compatriotas con tal de aumentar su fortuna. No es por eso extraño que se pagaran relojes de oro, joyas heredadas generación tras generación u obras de arte por un simple mendrugo de pan.

Monique, la protagonista de esta historia, no era ajena a la situación. Durante la ocupación se había visto obligada a “ofrecer” sus encantos femeninos a los soldados alemanes para poder comer. Por este motivo entre una multitud de gente casi famélica, por un hambre prolongada durante meses (si no años), Monique destacaba por su lozanía y por tener algún kilito de mas, algo totalmente inusual y que la hacía verse más atractiva que la mayoría de las mujeres de su edad. Monique sabía que esa era su mejor arma para seguir consiguiendo comida, pero la situación se había vuelto tan tensa que ya nadie parecía requerir sus “servicios”, preferían comer, que su compañía.

Un poco angustiada por el hambre, que por primera vez empezaba a sufrir desde que comenzó el conflicto, recorría el mercado buscando alguien a quien poder “convencer” para que le diera una pieza de fruta o un trozo de pan. Algo de carne era algo impensable ya que el único puesto que aún la despachaba tenía unos precios prohibitivos y sus distribuidores parecían inmunes a sus encantos. Mientras miraba con la boca hecha agua como fileteaban un trozo de carne para un señor que había ofrecido como pago un collar de oro un viejecito cayó casi a sus pies.

La turba de gente que se agolpaba junto al puesto de carne había empujado al anciano, quien había recibido un fuerte golpe en la cadera y parecía no poder levantarse. Tal vez la moral de Monique no fuera la más adecuada, pero sin duda la chica tenía un gran corazón y como un resorte se agachó a ayudar al señor para ayudarle a levantarse.

El viejecito aún dolorido le pidió que le ayudara a salir de allí y le guiara hasta unas escaleras que habían cerca para poder sentarse un rato.

– Muchas gracias por tu ayuda jovencita, parece que el hambre le hace olvidar a la gente el respeto por sus mayores.

– Esto es un verdadero caos – dijo Monique – no debería acercarse a ese maldito puesto de carne, las personas se vuelven como animales cuando empiezan las pujas.

– Pero si no me hubiera acercado ahora no tendría esto – dijo el anciano mostrando un paquete con aproximadamente un kilo de carne.

Los ojos de Monique se abrieron como platos, no había visto la carne tan cerca en semanas.

– ¿Cómo te llamas jovencita? – dijo el señor que esbozaba una maliciosa sonrisa mientras Monique tenía los ojos clavados en la comida.

– Monique – dijo sin apartar su mirada de la carne.

– Hagamos un trato Monique – dijo el viejo que sabía que la chica había picado su anzuelo- Si me ayudas a llevar este trozo de carne a mis hijos que viven cerca de aquí, te prometo un filete para ti sola. Al fin y al cabo un favor se paga con otro y yo casi no puedo caminar con el dolor que tengo en la cadera.

Monique que no podía salir de su asombro por tan gentil oferta sólo acertó a asentir con la cabeza mientras miraba al anciano. Este le extendió el paquete y le pidió que esperara un momento mientras escribía en un papel que metió dentro de un sobre que posteriormente cerró.

– Ya de paso aprovecho para que le entregues esta carta a mi hijo Matías – dijo el viejo quitándole importancia – si no, no se va a creer que te he prometido un trozo de carne por el encargo jeje.

Tras despedirse del señor, que aún se sujetaba la cadera con la mano en un claro síntoma de dolor, Monique se dirigió hacia la dirección indicada. Quedaba al otro lado de la plaza, cruzando el mercado, pero algo le perturbó cuando había avanzado sólo unos metros. Uno de los vendedores en el puesto de carne parecía esbozarle una sonrisa, pero no una de esas que le regalaban los hombres para ganarse sus favores, había algo perverso o malicioso en ella. Bajó la cabeza un poco asustada y como si su instinto femenino le avisara sintió que algo raro estaba pasando. Se giró para mirar al anciano pero allí ya no había nadie ¿cómo podía haberse ido tan rápido y escasos segundo antes no podía ni levantarse?.

Continuó su camino hacía la dirección marcada pero había algo en su interior que le decía que tuviera cuidado, una especie de intuición o sexto sentido que le pedía que saliera corriendo y nunca entregara esa carne. Pero como ya habíamos dicho, Monique era una chica honesta que se veía incapaz de robarle a un anciano y a pesar de su miedo, prosiguió con su encargo.

Pero algo la detuvo una vez que llegó al lugar marcado, la dirección exacta estaba en un oscuro y recóndito callejón que quedaba oculto de la mirada indiscreta de todo el que paseara por la calle principal. Ligeramente asustada por la idea de que el viejo hubiese ideado un plan para violarla. Decidió que lo mejor era no arriesgarse, así que ofreció una moneda de pequeño valor a un muchacho de la calle para que terminara el encargo.

Le esperaba en la esquina mientras observaba como el chiquillo llamaba a una sucia puerta de madera en la que se abrió una mirilla por la cual un hombre se asomó para ver quien había llamado y comprobar que no hubiera nadie más con él.

– ¿Es usted Matías? – dijo el chico- su padre le envía esta carta y este paquete de carne.

El hombre no le hizo esperar, abrió la puerta con la intención de recibir el paquete. Pero para sorpresa de Monique, que observaba todo desde la distancia, no agarró el paquete de carne, si no que sujetó fuertemente la muñeca del muchacho y de un tirón lo metió dentro de la casa cerrando la puerta con fuerza. Se comenzaron a escuchar gritos que fueron acallados en pocos segundos…

El bullicio ensordecedor de la plaza había silenciado al pequeño. Pero Monique había sido testigo de todo, así que gritando se dirigió a un par de militares que sabía que siempre vigilaban que todo estuviera en orden cuando el mercado se abría.

– ¡Por favor ayuda, acaban de secuestrar a un niño! – dijo Monique mientras tiraba del brazo de uno de los soldados guiándole hacia el lugar.

En menos de un minuto los militares se encontraban golpeando la puerta del lugar en el que había desaparecido el niño. Un fuerte alboroto se escuchó en el interior del edificio, un par de hombres vociferaban y golpeaban la puerta desde el interior, parecía que estaban colocando muebles y otros objetos pesados para evitar que se abriera con las patadas de los soldados. De repente el ruido cesó y segundos después, por una de las ventanas que habían en el tejado apareció un hombre que velozmente saltó al edificio cercano y desapareció de la vista de Monique, quien gritando avisaba a los militares que estaban escapando por arriba. Un segundo hombre salió y los soldados advertidos por Monique le dispararon, uno de los disparos le acertó en pleno corazón y cayó rodando por el tejado hasta el vacío, golpeando el suelo con un golpe atronador a unos metros de Monique.

Tras un par de minutos, los militares se cercioraron de que nadie mas saliera por la ventana y regresaron a la puerta, que empezaron a golpear con más insistencia hasta que consiguieron abrirla lo suficiente para apartar los muebles con los que los delincuentes habían formado una barricada temporal que impedía acceder al edificio.

Cuando consiguieron entrar se quedaron estupefactos, uno de ellos tuvo que salir inmediatamente mientras vomitaba, su estómago no pudo soportar el presenciar tan macabro espectáculo.

De un gancho colgaba el niño boca abajo con la garganta degollada, un cubo debajo recogía toda la sangre. A escasos metros había una mesa que parecía usarse para separar la carne del hueso y donde se podían ver restos humanos como pies, manos y una cabeza. Junto a unos cuchillos ensangrentados habían varios montones de carne humana que ya estaba lista para ser empaquetada.

Mientras, Monique, ajena al matadero humano que habían visto los militares se acercó al hombre abatido por los disparos, al mirarle más de cerca le reconoció como uno de los hombre que despachaban carne en el mercado. Pero lo que más le llamó la atención fue que de uno de sus bolsillos asomaba el sobre que le había entregado el anciano. La mujer se agachó y tras recogerlo decidió abrirlo, en su interior encontró escrito lo siguiente:

“Esta es la última que os envío hoy, las ventas van mejor que nunca”

Por supuesto cuando los soldados fueron al puesto de carne ya no quedaba nadie allí, seguramente el hombre huido había conseguido avisarles.

NOTA: Son muy comunes las leyendas urbanas que nos alertan de ayudar al prójimo y mucho más cuando se trata de alguien desvalido como un niño o un anciano que parece salir de ninguna parte y nos guían a algún lugar desolado. Aún a día de hoy es habitual escuchar que a una amiga de un amigo la violaron por ayudar a un niño perdido que acabó llevándola a un callejón o una mujer pidiendo socorro que acabó robando a la persona que la auxiliaba. ¿Realidad o leyenda? Sin lugar a duda me aventuraría a decir que en más de una ocasión se hizo realidad.

sábado, 27 de octubre de 2012

La Leyenda de Jack O Lantern





Quizás las calabazas de Halloween sean los símbolos más reconocidos de esa noche tan especial. Pero, ¿de dónde vienen estas calabazas? ¿Cuál es su origen?

Uno de los personajes más populares y arraigados de Halloween, es Jack O Lantern. Este personaje surge de una tradición irlandesa. Antiguamente en Irlanda, se vaciaban patatas enormes, colinabos y nabos (las calabazas actuales en Irlanda no se encontraban). Con ellas se formaban terroríficas cabezas que eran iluminadas con velas y que se utilizaban como faros en la noche de los muertos.

La leyenda de Jack O Lantern dice que a un avaro borracho llamado Jack se le apareció el Diablo para tomar su alma. Hábilmente, Jack lo engaño para que tomasen primero una cerveza, antes de ir al infierno. Para pagar su cerveza, el Diablo tuvo que transformarse en una moneda de seis peniques.  Jack la cogió, la metió en su bolsa, cerró con la cerradura en forma de cruz que poseía la bolsa e impidió así que el Diablo saliera.

Finalmente, Jack liberó al Diablo con la condición de que le dejara un año más antes de partir. Doce meses más tarde, el Diablo volvió, pero Jack se la volvió a jugar. Cuando Jack murió, el cielo le cerró las puertas y el Infierno también, a causa de sus farsas y engaños. Jack se quedó sin otra opción que vagar por el mundo. Desesperado, negoció con el Diablo que le diera carbón ardiente, para alumbrar su camino en la oscuridad.

Jack puso este carbón en un nabo. Y así dice la historia que fue condenado a vagar con su faro hasta el Día del juicio final.



Cuando los pit bulls eran los perros "niñeras"




Sorprendentemente, a lo largo de mucho tiempo en Estados Unidos, el apodo para los Pit Bulls era "El perro niñera". Durante generaciones, si tenía hijos y querías mantenerlos seguros, los perros en los que más se confiaba para cuidar de los niños eran los pit bulls.Esta raza que es ahora vilipendiada por los medios de comunicación tenía esta misión en el siglo XIX y en gran parte del siglo XX. 

En las pruebas de la templanza (el equivalente a las veces que su niño puede meter a su perro un dedo en el ojo antes de que le muerda) de todas las razas, la más tolerante es el Golden Retriever y el segundo el pit bull.

Las mandíbulas Pit Bull, no tienen la mordida más poderosa de los perros (el Rottweiler tiene ese honor), pero aunque tenga esa arma, son muy sociables. De cachorros el pit bull prefiere la compañía humana antes que otras razas, y sienten tanto dolor como cualquier otra. Es un perro tolerante, paciente, gentil... pero está vergonzosamente retratado como el más peligroso. Sería divertido, si no fuese porque esta reputación, significa que 6.000 son sacrificados todos los días en el mundo, con mucho, el mayor número de sacrificios en cualquier raza. Esto significa un montón de niñeras.


Aquí unas imágenes de cuando eran conocidos por ser unos perros dóciles.







La historia de Amala y Kamala


Uno de los casos más famosos de niños salvajes constituye a su vez una excepción. Las niñas no suelen sobrevivir al abandono ni al tutelaje de los animales.
Se clasifica a los niños salvajes en dos grupos: 

1. Los que han subsistido sin ningún trato o relación especial con hombres o animales. El ejemplo más significativo sería Víctor de Aveyron. 

2. Los que han sido criados, y por tanto educados, por animales. Este es el caso de Kamala y Amala que fueron protegidas y aceptadas en una manada de lobos.


La historia de estas niñas empieza en 1920, cuando un misionero llamado J.A.L. Sing, que se encontraba a las afueras de Midnapore fue informado por un nativo horrorizado que había un fantasma en el bosque, y que era necesario hacer un exorcismo. Cuando Singh fue a investigar lo que ocurría, acabó descubriendo a dos niñas desnutridas y salvajes en la madriguera de unos lobos en un nido de termitas, a quienes la madre loba defendía como si fueran sus cachorros. Aunque Singh dudó en qué hacer, antes de que pudiera decidir los nativos mataron a la loba y capturaron a las dos pequeñas. De hecho le costó acalorados discursos desde el púlpito para evitar que las niñas fueran también tiroteadas.

Kamala era la mayor. Tenía 6 años y su hermana Amala tan solo 3. Separadas así de su entorno "familiar" solamente se tenían la una a la otra, considerando hostil cualquier otro ser humano que se las acercara.



En los primeros meses, las pequeñas eran sumamente agresivas y peligrosas : arañaban, mordían y atacaban como bestias a quienes se le acercasen.

Tenían las mandíbulas afiladas y los caninos más largos de lo habitual; los ojos les brillaban en la noche y veían mejor que nadie en la oscuridad, así como su sentido del olfato estaba especialmente desarrollado. Tampoco sabían llorar o reír, ni tenían, aparentemente, ningún sentimiento humano. 

Se constató que no parecía haber vínculos familiares entre las dos, lo que llevaba a la sorprendente conclusión que la loba las había recogido en diferentes situaciones. 

Su adaptación fue tan difícil que el reverendo Singh se llegó a preguntar si no hubiese sido mejor dejarlas en el bosque.



Tan solo 1 año después de su ingreso en el orfanato, la pequeña Amala enfermó y murió de disentería.




Cuando Amala falleció, se vio a Kamala llorar (además, se la tuvo que separar por la fuerza del ataúd de su "hermana"). Pasó las semanas siguientes refugiada en una esquina y aullando en las noches. 


A partir de entonces Kamala se mostró más sociable. En la foto puede vérsela tomando comida de la mujer del reverendo, a la que también permitó que la tocara y la besara ocasionalmente.


Como resultado de la educación recibida, Kamala mostró algún tipo de progreso, por ejemplo, aprendió los conceptos elementales de cantidad, empezó a andar por si misma y adquirió un vocabulario de unas cuarenta palabras monosílabas. Estas se referían únicamente a objetos de importancia vital y concreta. Esto es todo lo que se pudo conseguir hasta la muerte de Karnala, al cabo de nueve años de estar viviendo allí


En 1929 contrajo la fiebre tifoidea y murió tras dos meses de enfermedad. Fue enterrada junto a Amala en el cementerio cristiano de St.John. 

Es una historia sin final feliz, como muchas otras que acontecen cada día. 





jueves, 11 de octubre de 2012

La Dalia Negra


Los Angeles, California. 15 de enero de 1947. El cielo de Los Angeles (EEUU) estaba encapotado. Era una mañana triste, gélida y lluviosa. Un ama de casa llamada Betty Bersinger salió de su casa situada en Norton Avenue con su hija de tres años hacia una tienda de reparación de calzado. Mientras transitaban por un solar abandonado cubierto de hierbajos y barro, en el distrito de Crenshaw, un objeto blanquecino llamó la atención de la pequeña: “¡Mira mami! La niña señalaba lo que parecía ser un maniquí de gran tamaño partido en dos. A Betty no le extrañó demasiado, pues muchas tiendas de ropa de la zona habían sido cerradas o abandonadas al no regresar sus dueños de la guerra, y era habitual encontrar maniquíes polvorientos, telas rotas u otros desechos en los alrededores. Sin embargo, una vez que madre e hija se acercaron más al extravagante “maniquí” partido en dos, el rostro de Betty se tornó blanco y el corazón le dio el mayor vuelco de su vida. Dio un alarido que pudo escucharse varias calles a la redonda. La visión era atroz. Tapó los ojos de su pequeña y huyó del lugar de pesadilla…


El pálido maniquí no era tal; se trataba del cuerpo seccionado por la mitad de una joven, las piernas por un lado, extendidas en una grotesca posición obscena y el tronco, junto a la cabeza y los brazos arqueados rodeando los hombros, muy cerca. Su rostro estaba machacado, casi irreconocible; al parecer lo habían golpeado con un bate de béisbol.  Habían cortado las comisuras de sus labios con un cuchillo, lo que le daba un grotesco aspecto de payaso loco. Sus pechos habían sido lacerados y mostraban múltiples quemaduras de cigarrillos. Había mutilaciones por todo el cuerpo, escarificaciones, hematomas… Pero eso no era lo peor. Según pudieron comprobar los primeros agentes que llegaron al lugar del crimen, Frank Perkins y Will Fitzgerald, el cuerpo había sido desangrado hasta la última gota y eviscerado, después de ser seccionado por la mitad con una precisión quirúrgica a la altura de la cintura. Mostraba señales dejadas de forma inequívoca por cuerdas, lo que llevó a los detectives a deducir que la víctima había sido atada y torturada durante un espacio de varios días. Más tarde la autopsia reveló que la desconocida joven había sido brutalmente torturada durante unas 72 horas estando consciente. El cadáver de la joven había sido bañado y su cabello teñido después de muerta, de color rojizo, probablemente con brea. El asesino le había hecho además la manicura, como si pretendiera que su víctima permaneciese bella en el más allá. En el muslo izquierdo hallaron una pequeña mutilación en forma triangular que resultó ser el lugar donde Short tenía tatuada una pequeña flor. Durante la autopsia se descubrió que el pequeño trozo de carne había sido introducido en su vagina. Demasiado enfermizo y retorcido, pero tristemente real.
La autopsia determinó que “había muerto debido a una hemorragia producida por un fuerte golpe que le causó un severo traumatismo cerebral y por las laceraciones del rostro”. Había sido además sodomizada y sometida a todo tipo de abusos sexuales, aunque sin penetración y en su estómago se encontraron excrementos humanos. A pesar de los muchos años que llevaban ocupándose de diferentes asesinatos ni el forense ni los oficiales se habías enfrentado jamás a un caso de una brutalidad semejante. En busca de una identidad El lugar del macabro crimen pronto se llenó de periodistas y agentes de la ley.
La publicación de las fotos, a pesar de que fueron tomadas muchísimas imágenes por los reporteros, fue prohibida, debido a su brutalidad. La prioridad de los detectives asignados al caso, Harry Hansen y Finis Brown, fue desvelar la identidad de la víctima. En primer lugar, el FBI probó con las citadas huellas dactilares enviadas desde California, cruzando los dedos para que la víctima estuviera fichada. Los técnicos de dactiloscopia contrastaron las mismas con un archivo formado por 104 millones de huellas. Y… bingo.
La víctima respondía al nombre de Elizabeth Short, de 22 años de edad, cabello oscuro, ojos azules y considerable estatura. Sus huellas habían sido tomadas en dos ocasiones: cuando trabajaba en la cantina del cuartel de Camp Cook, durante los años de la Segunda Guerra Mundial y tras ser fichada por la policía por encontrarse ebria siendo menor de edad.
Debido a la estrecha relación de los agentes de la ley con la prensa en la América de los años 40, muy pocas horas después hubo una filtración, lo que provocó que algunos reporteros de Los Angeles Examiner usaran una treta poco ética, más bien bochornosa, para conseguir información sobre la misteriosa Short: telefonearon al domicilio de su madre, Phoebe Short, residente en Cambridge, Massachusetts, y le dijeron que su hija –entonces el FBI todavía no le había informado sobre el crimen– había ganado un concurso de belleza. Así obtuvieron numerosos datos sobre su vida, antes de comunicarle, en la misma conversación, que Elizabeth había sido brutalmente asesinada. Ética periodística…


Pronto los periódicos comenzaron a publicar informaciones sensacionalistas sobre el pasado de la víctima, mancillando su nombre y publicando los titulares más bochornosos sobre una joven que había dejado este mundo de forma tan escabrosa. Los periodistas pronto la tildaron de “borracha”, “prostituta”, “lesbiana”… La verdad es que la existencia de la joven Short, Betty para los amigos, no había sido precisamente un camino de rosas. Nacida en el seno de una familia acomodada, en Hyde Park –Massachusetts– el 29 de julio de 1924, su padre, Cleo Short, intentó suicidarse cuando su negocio se fue a la quiebra tras el Crack del 29, que dinamitó la economía de los estadounidenses. Tras el frustrado intento de quitarse de en medio, el cabeza de familia abandonó el hogar y Phoebe Short se quedó al cuidado de Elizabeth y sus otras cuatro hijas. Durante su juventud Bettie asistía asiduamente con su hermana más pequeña, a ver los grandes estrenos del Hollywood de los años 30. Admiraba los musicales de Fred Astaire y Ginger Rogers.

Fue entonces cuando comenzó a soñar en convertirse en una estrella de Hollywood. Tras unos años en los que convivió con su padre, con el que entabló de nuevo una difícil relación –ambos parecían extraños en la misma casa–, Elizabeth aceptó el trabajo en Camp Cooke. Fue entonces cuando comenzó su interminable historia de galanteos y eróticas relaciones con diferentes hombres. Muchos de los soldados tuvieron affairs con ella y la convencieron de que tenía la belleza y el porte necesarios para convertirse en una estrella de Hollywood. Y eso intentó al menos. Viajó a Los Angeles en busca del sueño de tantos y tantos jóvenes por escapar de la marginalidad y hallar un hueco en la multimillonaria industria del cine.
Pero Short no tuvo suerte. Comenzó a relacionarse con gente peligrosa, con aquél submundo de Tinseltown –como se conoce popularmente a Hollywood– rodeado de alcohol, drogas, prostitución y mafias al que tan dado eran los actores hollywoodienses y que inspiró mil y una historia de cine negro surgidas de la imaginación de personajes como Raymond Chandler. Pero la ficción no estaba tan alejada de la realidad y los crímenes, el sexo y el chantaje campaban a sus anchas a espaldas del glamour y la ostentación de la que hacían gala las fiestas de los grandes magnates.
Elizabeth entró en un círculo vicioso que acabó arrastrándola el cine erótico de serie B y rodeándola de malas compañías. Comenzó a hacer de acompañante de personajes relevantes, lo que pronto hizo que surgiera el rumor, probablemente real, de que ejercía la prostitución. Debido a que prácticamente siempre vestía de negro, a su oscuro cabello y a sus ojos color azabache, fue bautizada por la prensa, tras su asesinato, como la Dalia Negra, quizá emulando el título de una película perteneciente al género Noir y estrenada por aquél entonces: La Dalia Azul, protagonizada por Alan Ladd y Veronica Lake y con guión del anteriormente citado Raymond Chandler.


Los periodistas ya tenían lo más importante, un nombre con gancho para el caso más polémico de la historia de Tinseltown, y entonces comenzó el bombardeo de noticias sobre sus devaneos amorosos, sus vicios y su inestabilidad emocional. Nadie la dejaba descansar tranquila.
Pero al margen de su azarosa existencia, Elizabeth se movía en un entorno al que muchas jóvenes acudían decepcionadas ante su falta de expectativas. Sin embargo, ninguna de ellas aparecía muerta… ¿Quién había asesinado entonces a Short? ¿Cuál era el móvil del crimen…?

En busca de un culpable
Mientras The Washington Post publicaba titulares tan sensacionalistas como el siguiente: “La policía busca a un loco pervertido por la muerte de una chica”, el departamento policial de Los Angeles –LAPD– desplegaba el mayor dispositivo de búsqueda de la historia de la ciudad californiana.
Doscientos cincuenta oficiales realizaron entrevistas puerta a puerta en los alrededores del solar donde fue hallado el cadáver, pero se encontraron con un callejón sin salida. Múltiples pistas falsas, confesiones confusas y llamadas de desconocidos convirtieron el ritmo de trabajo de la comisaría de Los Angeles en frenético, pero sin llegar a ningún resultado efectivo.
En más de una ocasión los detectives creían estar tras la pista correcta, muy cerca del asesino, pero el tiempo pasaba y el horrendo crimen seguía impune. Betty Bersinger, la mujer que encontró el cadáver, dijo haber visto pasar poco después el faro de un coche que había acelerado al oír su grito, aunque no recordaba ningún detalle del automóvil, por lo que su declaración sirvió de muy poco a los detectives. La última persona en ver a Short con vida, aparte de su asesino, había sido el portero del hotel Biltmore, la noche del 10 de enero de 1947, a las diez en punto, cuando la vio alejarse por Oliver Street, vestida como lo hacía habitualmente, con un sweater y pantalones negros.

Al parecer el último que pasó un tiempo con ella fue un comerciante de 25 años llamado Robert “Red” Manley, que la recogió en San Diego y finalmente la dejó en el lobby del citado hotel Biltmore. Tras las correspondientes pesquisas, Manley fue interrogado durante horas por los detectives y sometido al polígrafo, prueba que pasó con éxito. Años después, en 1954, los agentes le inyectaron pentotal sódico, conocido popularmente como “droga de la verdad”, pero de nuevo fue absuelto de todo tipo de cargos, muriendo en 1986 rodeado todavía de la desconfianza de muchos. Manley fue durante un tiempo el principal sospechoso, pero no el único, y muchas personas afirmaron haber sido las autoras del mismo o que conocían personalmente al asesino

Todas las pistas resultaron ser falsas. Pocos días después de hallado el cadáver, dos oficiales de policía que discutieron sobre el caso en un restaurante fueron señalados como sospechosos por uno de los camareros del lugar; un astrólogo preguntó la hora y fecha exactas del nacimiento de Elizabeth en comisaría y prometió proporcionar el nombre del asesino en pocos días… cosa que nunca hizo. Asimismo, otra persona pidió que tomasen imágenes del globo ocular derecho de la víctima, pues éste podría haber “fotografiado” al asesino, según una creencia muy extendida entonces entre los círculos supercheriles según la cual el ojo registraba la última imagen con la que había entrado en contacto, a modo de una cámara fotográfica.
Anécdotas aparte, la policía angelina realizó uno de sus mayores despliegues hasta la fecha para detener al asesino. Cientos de personas fueron consideradas sospechosas y cientos interrogadas por los agentes. Alrededor de 60 hombres y otras tantas mujeres confesaron ser los autores del crimen, quizá ávidos por obtener fama y gloria, aunque todos ellos se contradecían a la hora de declarar, demostrando que los datos que aportaban los habían leído en los periódicos. Junto a “Red” Manley, otro de los sospechosos con más posibilidades a ojos de los detectives de ser el asesino respondía al nombre de Jack Anderson Wilson, alias Arnold Wilson, un ex convicto y alcohólico que al parecer mantuvo una relación sentimental con la víctima.

Wilson fue entrevistado por el autor John Gilmore mientras éste recopilaba información para un libro sobre el caso titulado Severed: The truth story of the Black Dahlia Murder. El ex convicto al parecer estaba relacionado con otros asesinatos, como el de Georgette Bauerdorf, una acaudalado vividor que al parecer conoció a la Dalia Negra en la famosa Hollywood Canteen, sin embargo, nunca se pudo demostrar su implicación en ambos crímenes, ya que Anderson Wilson murió en circunstancias extrañas antes de ser formalmente acusado de algún cargo. Al igual que en el clásico caso de Jack el Destripador, la precisión quirúrgica con la que el asesino había seccionado el cuerpo de Beth hizo pensar a las autoridades que se trataba de un médico con años de experiencia. Según declaró el detective Harry Hansen, uno de los investigadores asignados originalmente al caso, ante el Gran Jurado del distrito de Los Angeles, estaba convencido de que el depravado asesino se trataba de un “excelente cirujano”.

La falta de pruebas, sin embargo, hizo imposible acusar del crimen a ninguno de los sospechosos. En 1996, Larry Harnisch, un editor y escritor de Los Angeles Timesplanteó la posibilidad de que el asesino de Short fuera el cirujano Walter Alonzo Bayley, que vivía cuando sucedieron los hechos cerca del lugar donde fue hallado el cadáver y que murió en enero de 1948 de una enfermedad mental degenerativa. Al parecer su hija había sido amiga de una de las hermanas de Elizabeth, Virginia Short, sin embargo, nunca se le pudo acusar formalmente; sin duda su imposibilidad de declarar fue una de las razones por las que fue descartado como culpable.El caso, por tanto, sigue sin resolverse, ya hace décadas que se convirtió en la cuenta pendiente de varias generaciones de policías que, ante la aparición de nuevas pruebas, siempre pretenden reabrir el mismo. La lista de sospechosos fue tan larga como infructuosa, y en ella se incluyeron también los nombres de personajes de mayor relevancia que los citados, como el célebre Orson Welles o el gángster Bugsy Siegel, creador de Las Vegas e implicado en múltiples asesinatos a lo largo de su vida. Sin embargo, muchos de estos supuestos “sospechosos” no eran sino los protagonistas de delirantes hipótesis de periodistas y escritores varios.
Se llegó incluso a afirmar que su asesinato podría haber sido consecuencia del rodaje de una “Snuff movie”, aunque hoy día esta hipótesis es considerada poco probable. El mayor misterio en torno al asesinato de la Dalia Negra tuvo lugar cuando nueve días después del atroz suceso, alguien –probablemente el asesino–, envió a la redacción de Los Angeles Examiner un paquete impregnado con gasolina probablemente para evitar que hallaran sus huellas en el envoltorio. En su interior se encontraban algunos objetos personales de la víctima: fotografías, su certificado de nacimiento, su tarjeta de la seguridad social y su obituario. Además, alguien que decía ser el asesino utilizó letras recortadas de los periódicos que hablaban del caso para enviarle mensajes a la policía en los que afirmaba que volvería a matar.
Pero ni siquiera este desafío del asesino sirvió a uno de los departamentos de policía por aquel entonces más adelantados y modernizados del mundo para dar con el culpable. Hoy su caso permanece en la memoria colectiva de los estadounidenses, junto a otros tan célebres como el de la Familia Manson o el del Carnicero de Milkwaukee, aunque sin resolverse…
Nadie ha podido hacer justicia y devolver la integridad a una persona, la joven Elizabeth Short, que lejos de hallar en el país de las oportunidades una vía para alcanzar su sueño, encontró la muerte, tan terrible, en las calles de una ciudad de celuloide castigada por el crimen, el alcohol y la falta de expectativas de sus habitantes. No se encendieron los focos ni se levantó el telón para dar la bienvenida a Elizabeth. Su última y horripilante visión fue probablemente el resplandor de un cuchillo afilado…

















lunes, 8 de octubre de 2012

Rhinogrades o Snouters


Todo comenzó en 1941 cuando el sueco Einar Pettersson-Skämtkvis escapó del ejército nipón que le tenía retenido como prisionero de guerra. El destino quiso que Einar no fuera recapturado y así logró nadar lo suficiente como para dejar atrás a sus captores. No obstante la casualidad hizo que las corrientes marinas condujeran a Einar a un misterioso y hasta entonces desconocido archipiélago en algún lugar del Océano Pacífico.
Allí, Einar descubriría un oasis zoológico en el que el mismísimo Charles Darwin habría caído presa del asombro. Y es que, en aquel archipiélago, los mecanismos genéticos de la evolución habían tomado unos cauces excéntricamente distintos al del resto de seres vivos que se conocen, tal vez debido al aislamiento geográfico. Fue así que Einar se encontró con un extraño abanico de especies de mamíferos que habían desarrollado sus apéndices nasales de un modo inimaginable que les había permitido adaptarse a los diversos entornos de la isla y cumplir multitud de funciones según la necesidad.
Seres como ratones que volaban con las orejas y se apoyaban con una fusión entre pata y nariz, pequeños roedores que recordaban a los pulpos porque se desplazaban sobre varias narices parecidas a tentáculos… Aquellas fueron sólo algunas de las fascinantes criaturas que poblaban el archipiélago que posteriormente sería bautizado como Hi-yi-yi o Hi-IAY islands.



Años después los misteriosos seres serían conocidos como snouters o rhinogrades; ya que, pese al descubrimiento de Einar, no hubo un estudio científico sobre las criaturas hasta 1957, año en que el naturalista alemán Harald Stümpke se decidió a investigar a aquellas narigudas criaturas y elaboró así su gran monografía “Bau und Leben der Rhinogradentia” (Forma y vida de los Rhinogrades).
Según los estudios del profesor Stümpke, los Rhinogradentia conformaban un orden biológico independiente que se caracteriza por su particular morfología y su método de movimiento, el cual consistía en que, en lugar de usar sus patas, usaban su nariz larga y extendida (o sus narices) para desplazarse. Los Rhinogradentia podían tener una o varias narices, razón por la cual se dividen en dos familias: la Monorrhina (de una sola nariz) y la Polyrrhina (de varias narices). El género con el que fueron catalogados “Rhinogradentia” proviene de la partícula “rhino” o “nariz” en latín. Stümpke describió 26 géneros y 189 especies dentro del orden Rhinogradentia, hablándonos entre las líneas de su obra sobre rhinogrades que usaban sus apéndices nasales para funciones tan variadas como pescar, caminar y sujetarse de las ramas, posarse sobre el suelo y capturar insectos con sus colas pegajosas, etc.

Seguramente Stümpke habría publicado más sobre los rhinogrades si una prueba nuclear realizada cerca del archipiélago no hubiera provocado una explosión con un radio de unos 100 kilómetros, una detonación que acabó con las 18 islas del archipiélago, hundiéndolas en el Océano Pacífico con Stümpke y los otros científicos que en ese momento estaban celebrando un congreso en una de las islas… Ese fue el fin de los rhinogrades y, si no hubiera sido porque tiempo atrás Stümpke había publicado su obra, quizá nunca hubiésemos conocido el orden Rhinogradentia.



¿Existieron realmente los Rhinogrades?

Pero… ¿Acaso existieron los rhinogrades? NO. En realidad todo fue inventado por el eminente zoólogo alemán Gerolf Steiner de la Universidad de Karlsruhe. Steiner inventó una historia tan cargada de detalles que parecía real: Al prisionero sueco Einar Pettersson-Skämtkvis, el archipiélago Hi-yi-yi, al profesor Stümpke (usó su identidad ficticia para firmar como si Stümpke existiera y fuera el autor de “Forma y vida de los Rhinogrades”) y, desde luego, 189 especies de rhinogrades, animales totalmente inventados e imposibles de encontrar en la naturaleza. Lo que Steiner creó fue en realidad una brillante mofa a la Ciencia, una parodia del género de la monografía científica en la cual puso todo su ingenio y su conocimiento zoológico para hacer dibujos técnicos, descripciones, categorizaciones y sistematizaciones con el rigor de una obra verdadera…
Sin embargo y a pesar de lo descabellado de sus descripciones, la precisión y perfección con la que fueron descritas en el libro “Bau und Leben der Rhinogradentia” confundieron a un gran número de zoológos, ni que decir tiene que muchas personas dieron por cierta la monografía y el texto aún a día de hoy se puede comprar por internet en portales como Amazon.

En numerosos portales de internet incluso se ha tratado esta noticia como cierta y es bastante habitual encontrar extractos y dibujos del libro en webs de criptozoología de muchos países.
Como dato curioso debe citarse que en 1970 fue nombrada en honor de Steiner una especie de mariposa recién descubierta con el nombre de "Rhinogradentia steineri".


Imágenes y Dibujos de los Rhinogrades, también conocidos como Snouters

Para finalizar el artículo os dejo con una galería de ilustraciones del libro y recreaciones de cual sería el aspecto de los rhinogrades, en las que puede apreciarse la morfología de estos seres imaginarios y la gran cantidad de especies que supuestamente existieron.












Los Fuegos Fatuos


Los fuegos fatuos son pequeñas luces o llamas flotantes que suelen adoptar diversas coloraciones (rojo, amarillo, azul pálido), aparecen generalmente cerca de cementerios y lugares pantanosos durante el atardecer o la noche, se mueven en algunos casos y su origen parece deberse a la combustión de ciertos compuestos que se desprenden de sustancias animales o vegetales en proceso de descomposición. 

Se dice que retroceden o alejan cuando uno intenta acercarse a ellos y han sido el origen de muchas leyendas y creencias populares, que las asocian con fantasmas y espíritus del más allá. Razón por la cual no todos se contentan con explicaciones racionales y continúan teniendo un aura de superstición y misterio.

Distintas Creencias en los Cinco Continentes

Los fuegos fatuos (will of the wisp en Inglés) son considerados por muchas culturas como seres espectrales y se piensa que son las almas de los muertos, por eso aparecen principalmente en cementerios y zonas pantanosas, en otras se afirma que marcan en lugar donde hay tesoros escondidos e incluso en determinadas partes del mundo se les considera síntoma de buen augurio. He aquí algunas de las leyendas más importantes de cada continente sobre estas misteriosas luces nocturnas.

América del Norte
En Estados Unidos de América, según nos cuenta el antropólogo Dale Ferguson, los indios norteamericanos tenían leyendas sobre espíritus que se manifestaban como llamas azules que danzaban similares a los fuegos fatuos.
Latinoamérica
En Perú, los nativos de los Andes creen que las luces verdosas y blanquecinas indican los lugares en que los conquistadores como Francisco Pizarro y sus tropas enterraron el tesoro de Atahualpa. Le llaman “la luz del dinero”.
Similar es el caso de México, ya que allí se habla de las “luces del dinero” o “luces del tesoro”. Algunas de esas luces se vinculan a relatos de la Revolución Mexicana: así, en Cuatrociénagas (lugar en que se ahogó el lugarteniente de Villa, el General Fierro) se cree que de noche aparece una luz que señala el lugar en que está el oro que el general llevaba guardado y que perdió al caer con su caballo.



Por otra parte, en ciertas regiones de México se habla de “las brujas”, las cuales se cree que se manifiestan como luces que, en días de gran turbulencia, se aparecen sobre cerros y montañas.
En Colombia se habla de un “automóvil” que deambula por carreteras poco transitadas, siendo que en Ocaña aquello se conoce como el “Carro Fantasma de Carlos Bombita”, el cual supuestamente se ha visto en el camino que conduce a Pueblo Nuevo. También en Colombia, dentro así mismo de Ocaña, hay una variante de la leyenda de la Llorona, variante que se conoce como “La Luz Corredora” y cuyos fantasmales ojos serían parejas de fuegos fatuos que a veces se ven por la noche.
En cuanto a Venezuela, hay ciertas zonas rurales en que sobrevive una leyenda según la cual los fuegos fatuos son los espíritus en pena del conquistador español Lope de Aguirre y de sus hombres


Europa
A  nivel general pero sobre todo en la cultura popular gaélica y eslava, se cree que los fuegos fatuos son espíritus malignos o seres sobrenaturales que intentan que los viajeros les sigan al interior del bosque para conseguir que se pierdan.
En Hungría se habla del “lidérc” y es un símbolo de buen augurio, se cree que bendice y da buena salud a quien lo ve.
En Inglaterra aparece en diversas leyendas populares, siendo en muchas de ellas un ente malicioso. También, aunque dentro de otras leyendas, los fuegos fatuos aparecen como guardianes de tesoros.




En España hay mucho folclore en torno a los fuegos fatuos. Por ejemplo, en el País Vasco se habla de un tipo de hada que se transforma en bola de luz, a tal tipo de hada se le llama “Mari”.
En Italia se habla de los “Cules”, los cuales son luces de las provincias de Tronio, Cuneo y Novara. En Bosco dell`Oro se cree en un tipo de guardían del tesoro, la llamada “luce vagante”, mismo ser que en Milán se conoce como “cagnolitt”. En el cementerio Trentino di Banano (en Modena) existe la creencia de un espíritu socarrón que arrastra un bastón terminado en bombilla (cuyo brillo vendría a ser el fuego fatuo).
En Alemania solo existe un área donde se ven luces misteriosas y esa área es el bosque de Briselanger, cerca de Berlín. Allí se las llama “luces locas” o, en alemán, “irrlichter”.
En Holanda, al igual que en Alemania, durante la Edad Media se creyó en las “luces del tesoro”, las cuales señalaban lugares de tesoros enterrados. En 1866, una epidemia de peste bobina fue adjudicada a la aparición de fuegos fatuos en el campo.
En Suecia se piensa que los fuegos fatuos son espíritus de niños no bautizados que intentan conducir a los hombres a lugares con agua, todo por el deseo de recibir el sacramento.
El folclore finlandés en cambio nos habla de “el flamígero” (“Omlatt”), un espíritu de niño que fue enterrado en el bosque y aparece entre la vegetación.

Asia
La más famosa de las luces fantasmas asiáticas es una luz que sale del fondo de un río, se queda un rato flotando a diez metros y después sale disparada hacia el cielo. Su lugar de aparición es el río Mekong en Tailandia, país que es el hogar de los Nagas, unos seres míticos que aparecen en octubre y son como llamas que vuelan sobre la superficie.
En Darjeelin, dentro de la India, se cree en los “Chota-admins”, un cierto tipo de duendes u hombrecillos que viven bajo tierra y usan linternas (las cuales vendrían a ser los fuegos fatuos).
Japón sin embargo es el país asiático en que más trascendencia han tenido los fuegos fatuos dentro de la cultura popular. Allí se habla del “hitodama”, término que significa “alma humana”. En efecto, los japoneses creen que las almas de los recién fallecidos adquieren el aspecto de una llama fantasmal que tiene tonos azulados o verdes.


Oceanía
En Australia se habla de las “luces Min Min”, las cuales aparecerían en la Estación Alexandria (el rancho más grande del mundo) y supuestamente serían tan antiguas que se habrían visto desde antes de la llegada del hombre blanco. También se habla de la “Quinn`s Light”, una luz intensamente brillante con forma de águila. Según se cuenta aparece en el río Murrumbidgee, en New South Wales; y, al parecer, es más que una simple creencia popular pues ya bien entrado el siglo XX un granjero vendió su granja por el temor que le engendró haber visto dicha luz…