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sábado, 27 de octubre de 2012

La Leyenda de Jack O Lantern





Quizás las calabazas de Halloween sean los símbolos más reconocidos de esa noche tan especial. Pero, ¿de dónde vienen estas calabazas? ¿Cuál es su origen?

Uno de los personajes más populares y arraigados de Halloween, es Jack O Lantern. Este personaje surge de una tradición irlandesa. Antiguamente en Irlanda, se vaciaban patatas enormes, colinabos y nabos (las calabazas actuales en Irlanda no se encontraban). Con ellas se formaban terroríficas cabezas que eran iluminadas con velas y que se utilizaban como faros en la noche de los muertos.

La leyenda de Jack O Lantern dice que a un avaro borracho llamado Jack se le apareció el Diablo para tomar su alma. Hábilmente, Jack lo engaño para que tomasen primero una cerveza, antes de ir al infierno. Para pagar su cerveza, el Diablo tuvo que transformarse en una moneda de seis peniques.  Jack la cogió, la metió en su bolsa, cerró con la cerradura en forma de cruz que poseía la bolsa e impidió así que el Diablo saliera.

Finalmente, Jack liberó al Diablo con la condición de que le dejara un año más antes de partir. Doce meses más tarde, el Diablo volvió, pero Jack se la volvió a jugar. Cuando Jack murió, el cielo le cerró las puertas y el Infierno también, a causa de sus farsas y engaños. Jack se quedó sin otra opción que vagar por el mundo. Desesperado, negoció con el Diablo que le diera carbón ardiente, para alumbrar su camino en la oscuridad.

Jack puso este carbón en un nabo. Y así dice la historia que fue condenado a vagar con su faro hasta el Día del juicio final.



Cuando los pit bulls eran los perros "niñeras"




Sorprendentemente, a lo largo de mucho tiempo en Estados Unidos, el apodo para los Pit Bulls era "El perro niñera". Durante generaciones, si tenía hijos y querías mantenerlos seguros, los perros en los que más se confiaba para cuidar de los niños eran los pit bulls.Esta raza que es ahora vilipendiada por los medios de comunicación tenía esta misión en el siglo XIX y en gran parte del siglo XX. 

En las pruebas de la templanza (el equivalente a las veces que su niño puede meter a su perro un dedo en el ojo antes de que le muerda) de todas las razas, la más tolerante es el Golden Retriever y el segundo el pit bull.

Las mandíbulas Pit Bull, no tienen la mordida más poderosa de los perros (el Rottweiler tiene ese honor), pero aunque tenga esa arma, son muy sociables. De cachorros el pit bull prefiere la compañía humana antes que otras razas, y sienten tanto dolor como cualquier otra. Es un perro tolerante, paciente, gentil... pero está vergonzosamente retratado como el más peligroso. Sería divertido, si no fuese porque esta reputación, significa que 6.000 son sacrificados todos los días en el mundo, con mucho, el mayor número de sacrificios en cualquier raza. Esto significa un montón de niñeras.


Aquí unas imágenes de cuando eran conocidos por ser unos perros dóciles.







La historia de Amala y Kamala


Uno de los casos más famosos de niños salvajes constituye a su vez una excepción. Las niñas no suelen sobrevivir al abandono ni al tutelaje de los animales.
Se clasifica a los niños salvajes en dos grupos: 

1. Los que han subsistido sin ningún trato o relación especial con hombres o animales. El ejemplo más significativo sería Víctor de Aveyron. 

2. Los que han sido criados, y por tanto educados, por animales. Este es el caso de Kamala y Amala que fueron protegidas y aceptadas en una manada de lobos.


La historia de estas niñas empieza en 1920, cuando un misionero llamado J.A.L. Sing, que se encontraba a las afueras de Midnapore fue informado por un nativo horrorizado que había un fantasma en el bosque, y que era necesario hacer un exorcismo. Cuando Singh fue a investigar lo que ocurría, acabó descubriendo a dos niñas desnutridas y salvajes en la madriguera de unos lobos en un nido de termitas, a quienes la madre loba defendía como si fueran sus cachorros. Aunque Singh dudó en qué hacer, antes de que pudiera decidir los nativos mataron a la loba y capturaron a las dos pequeñas. De hecho le costó acalorados discursos desde el púlpito para evitar que las niñas fueran también tiroteadas.

Kamala era la mayor. Tenía 6 años y su hermana Amala tan solo 3. Separadas así de su entorno "familiar" solamente se tenían la una a la otra, considerando hostil cualquier otro ser humano que se las acercara.



En los primeros meses, las pequeñas eran sumamente agresivas y peligrosas : arañaban, mordían y atacaban como bestias a quienes se le acercasen.

Tenían las mandíbulas afiladas y los caninos más largos de lo habitual; los ojos les brillaban en la noche y veían mejor que nadie en la oscuridad, así como su sentido del olfato estaba especialmente desarrollado. Tampoco sabían llorar o reír, ni tenían, aparentemente, ningún sentimiento humano. 

Se constató que no parecía haber vínculos familiares entre las dos, lo que llevaba a la sorprendente conclusión que la loba las había recogido en diferentes situaciones. 

Su adaptación fue tan difícil que el reverendo Singh se llegó a preguntar si no hubiese sido mejor dejarlas en el bosque.



Tan solo 1 año después de su ingreso en el orfanato, la pequeña Amala enfermó y murió de disentería.




Cuando Amala falleció, se vio a Kamala llorar (además, se la tuvo que separar por la fuerza del ataúd de su "hermana"). Pasó las semanas siguientes refugiada en una esquina y aullando en las noches. 


A partir de entonces Kamala se mostró más sociable. En la foto puede vérsela tomando comida de la mujer del reverendo, a la que también permitó que la tocara y la besara ocasionalmente.


Como resultado de la educación recibida, Kamala mostró algún tipo de progreso, por ejemplo, aprendió los conceptos elementales de cantidad, empezó a andar por si misma y adquirió un vocabulario de unas cuarenta palabras monosílabas. Estas se referían únicamente a objetos de importancia vital y concreta. Esto es todo lo que se pudo conseguir hasta la muerte de Karnala, al cabo de nueve años de estar viviendo allí


En 1929 contrajo la fiebre tifoidea y murió tras dos meses de enfermedad. Fue enterrada junto a Amala en el cementerio cristiano de St.John. 

Es una historia sin final feliz, como muchas otras que acontecen cada día. 





jueves, 11 de octubre de 2012

La Dalia Negra


Los Angeles, California. 15 de enero de 1947. El cielo de Los Angeles (EEUU) estaba encapotado. Era una mañana triste, gélida y lluviosa. Un ama de casa llamada Betty Bersinger salió de su casa situada en Norton Avenue con su hija de tres años hacia una tienda de reparación de calzado. Mientras transitaban por un solar abandonado cubierto de hierbajos y barro, en el distrito de Crenshaw, un objeto blanquecino llamó la atención de la pequeña: “¡Mira mami! La niña señalaba lo que parecía ser un maniquí de gran tamaño partido en dos. A Betty no le extrañó demasiado, pues muchas tiendas de ropa de la zona habían sido cerradas o abandonadas al no regresar sus dueños de la guerra, y era habitual encontrar maniquíes polvorientos, telas rotas u otros desechos en los alrededores. Sin embargo, una vez que madre e hija se acercaron más al extravagante “maniquí” partido en dos, el rostro de Betty se tornó blanco y el corazón le dio el mayor vuelco de su vida. Dio un alarido que pudo escucharse varias calles a la redonda. La visión era atroz. Tapó los ojos de su pequeña y huyó del lugar de pesadilla…


El pálido maniquí no era tal; se trataba del cuerpo seccionado por la mitad de una joven, las piernas por un lado, extendidas en una grotesca posición obscena y el tronco, junto a la cabeza y los brazos arqueados rodeando los hombros, muy cerca. Su rostro estaba machacado, casi irreconocible; al parecer lo habían golpeado con un bate de béisbol.  Habían cortado las comisuras de sus labios con un cuchillo, lo que le daba un grotesco aspecto de payaso loco. Sus pechos habían sido lacerados y mostraban múltiples quemaduras de cigarrillos. Había mutilaciones por todo el cuerpo, escarificaciones, hematomas… Pero eso no era lo peor. Según pudieron comprobar los primeros agentes que llegaron al lugar del crimen, Frank Perkins y Will Fitzgerald, el cuerpo había sido desangrado hasta la última gota y eviscerado, después de ser seccionado por la mitad con una precisión quirúrgica a la altura de la cintura. Mostraba señales dejadas de forma inequívoca por cuerdas, lo que llevó a los detectives a deducir que la víctima había sido atada y torturada durante un espacio de varios días. Más tarde la autopsia reveló que la desconocida joven había sido brutalmente torturada durante unas 72 horas estando consciente. El cadáver de la joven había sido bañado y su cabello teñido después de muerta, de color rojizo, probablemente con brea. El asesino le había hecho además la manicura, como si pretendiera que su víctima permaneciese bella en el más allá. En el muslo izquierdo hallaron una pequeña mutilación en forma triangular que resultó ser el lugar donde Short tenía tatuada una pequeña flor. Durante la autopsia se descubrió que el pequeño trozo de carne había sido introducido en su vagina. Demasiado enfermizo y retorcido, pero tristemente real.
La autopsia determinó que “había muerto debido a una hemorragia producida por un fuerte golpe que le causó un severo traumatismo cerebral y por las laceraciones del rostro”. Había sido además sodomizada y sometida a todo tipo de abusos sexuales, aunque sin penetración y en su estómago se encontraron excrementos humanos. A pesar de los muchos años que llevaban ocupándose de diferentes asesinatos ni el forense ni los oficiales se habías enfrentado jamás a un caso de una brutalidad semejante. En busca de una identidad El lugar del macabro crimen pronto se llenó de periodistas y agentes de la ley.
La publicación de las fotos, a pesar de que fueron tomadas muchísimas imágenes por los reporteros, fue prohibida, debido a su brutalidad. La prioridad de los detectives asignados al caso, Harry Hansen y Finis Brown, fue desvelar la identidad de la víctima. En primer lugar, el FBI probó con las citadas huellas dactilares enviadas desde California, cruzando los dedos para que la víctima estuviera fichada. Los técnicos de dactiloscopia contrastaron las mismas con un archivo formado por 104 millones de huellas. Y… bingo.
La víctima respondía al nombre de Elizabeth Short, de 22 años de edad, cabello oscuro, ojos azules y considerable estatura. Sus huellas habían sido tomadas en dos ocasiones: cuando trabajaba en la cantina del cuartel de Camp Cook, durante los años de la Segunda Guerra Mundial y tras ser fichada por la policía por encontrarse ebria siendo menor de edad.
Debido a la estrecha relación de los agentes de la ley con la prensa en la América de los años 40, muy pocas horas después hubo una filtración, lo que provocó que algunos reporteros de Los Angeles Examiner usaran una treta poco ética, más bien bochornosa, para conseguir información sobre la misteriosa Short: telefonearon al domicilio de su madre, Phoebe Short, residente en Cambridge, Massachusetts, y le dijeron que su hija –entonces el FBI todavía no le había informado sobre el crimen– había ganado un concurso de belleza. Así obtuvieron numerosos datos sobre su vida, antes de comunicarle, en la misma conversación, que Elizabeth había sido brutalmente asesinada. Ética periodística…


Pronto los periódicos comenzaron a publicar informaciones sensacionalistas sobre el pasado de la víctima, mancillando su nombre y publicando los titulares más bochornosos sobre una joven que había dejado este mundo de forma tan escabrosa. Los periodistas pronto la tildaron de “borracha”, “prostituta”, “lesbiana”… La verdad es que la existencia de la joven Short, Betty para los amigos, no había sido precisamente un camino de rosas. Nacida en el seno de una familia acomodada, en Hyde Park –Massachusetts– el 29 de julio de 1924, su padre, Cleo Short, intentó suicidarse cuando su negocio se fue a la quiebra tras el Crack del 29, que dinamitó la economía de los estadounidenses. Tras el frustrado intento de quitarse de en medio, el cabeza de familia abandonó el hogar y Phoebe Short se quedó al cuidado de Elizabeth y sus otras cuatro hijas. Durante su juventud Bettie asistía asiduamente con su hermana más pequeña, a ver los grandes estrenos del Hollywood de los años 30. Admiraba los musicales de Fred Astaire y Ginger Rogers.

Fue entonces cuando comenzó a soñar en convertirse en una estrella de Hollywood. Tras unos años en los que convivió con su padre, con el que entabló de nuevo una difícil relación –ambos parecían extraños en la misma casa–, Elizabeth aceptó el trabajo en Camp Cooke. Fue entonces cuando comenzó su interminable historia de galanteos y eróticas relaciones con diferentes hombres. Muchos de los soldados tuvieron affairs con ella y la convencieron de que tenía la belleza y el porte necesarios para convertirse en una estrella de Hollywood. Y eso intentó al menos. Viajó a Los Angeles en busca del sueño de tantos y tantos jóvenes por escapar de la marginalidad y hallar un hueco en la multimillonaria industria del cine.
Pero Short no tuvo suerte. Comenzó a relacionarse con gente peligrosa, con aquél submundo de Tinseltown –como se conoce popularmente a Hollywood– rodeado de alcohol, drogas, prostitución y mafias al que tan dado eran los actores hollywoodienses y que inspiró mil y una historia de cine negro surgidas de la imaginación de personajes como Raymond Chandler. Pero la ficción no estaba tan alejada de la realidad y los crímenes, el sexo y el chantaje campaban a sus anchas a espaldas del glamour y la ostentación de la que hacían gala las fiestas de los grandes magnates.
Elizabeth entró en un círculo vicioso que acabó arrastrándola el cine erótico de serie B y rodeándola de malas compañías. Comenzó a hacer de acompañante de personajes relevantes, lo que pronto hizo que surgiera el rumor, probablemente real, de que ejercía la prostitución. Debido a que prácticamente siempre vestía de negro, a su oscuro cabello y a sus ojos color azabache, fue bautizada por la prensa, tras su asesinato, como la Dalia Negra, quizá emulando el título de una película perteneciente al género Noir y estrenada por aquél entonces: La Dalia Azul, protagonizada por Alan Ladd y Veronica Lake y con guión del anteriormente citado Raymond Chandler.


Los periodistas ya tenían lo más importante, un nombre con gancho para el caso más polémico de la historia de Tinseltown, y entonces comenzó el bombardeo de noticias sobre sus devaneos amorosos, sus vicios y su inestabilidad emocional. Nadie la dejaba descansar tranquila.
Pero al margen de su azarosa existencia, Elizabeth se movía en un entorno al que muchas jóvenes acudían decepcionadas ante su falta de expectativas. Sin embargo, ninguna de ellas aparecía muerta… ¿Quién había asesinado entonces a Short? ¿Cuál era el móvil del crimen…?

En busca de un culpable
Mientras The Washington Post publicaba titulares tan sensacionalistas como el siguiente: “La policía busca a un loco pervertido por la muerte de una chica”, el departamento policial de Los Angeles –LAPD– desplegaba el mayor dispositivo de búsqueda de la historia de la ciudad californiana.
Doscientos cincuenta oficiales realizaron entrevistas puerta a puerta en los alrededores del solar donde fue hallado el cadáver, pero se encontraron con un callejón sin salida. Múltiples pistas falsas, confesiones confusas y llamadas de desconocidos convirtieron el ritmo de trabajo de la comisaría de Los Angeles en frenético, pero sin llegar a ningún resultado efectivo.
En más de una ocasión los detectives creían estar tras la pista correcta, muy cerca del asesino, pero el tiempo pasaba y el horrendo crimen seguía impune. Betty Bersinger, la mujer que encontró el cadáver, dijo haber visto pasar poco después el faro de un coche que había acelerado al oír su grito, aunque no recordaba ningún detalle del automóvil, por lo que su declaración sirvió de muy poco a los detectives. La última persona en ver a Short con vida, aparte de su asesino, había sido el portero del hotel Biltmore, la noche del 10 de enero de 1947, a las diez en punto, cuando la vio alejarse por Oliver Street, vestida como lo hacía habitualmente, con un sweater y pantalones negros.

Al parecer el último que pasó un tiempo con ella fue un comerciante de 25 años llamado Robert “Red” Manley, que la recogió en San Diego y finalmente la dejó en el lobby del citado hotel Biltmore. Tras las correspondientes pesquisas, Manley fue interrogado durante horas por los detectives y sometido al polígrafo, prueba que pasó con éxito. Años después, en 1954, los agentes le inyectaron pentotal sódico, conocido popularmente como “droga de la verdad”, pero de nuevo fue absuelto de todo tipo de cargos, muriendo en 1986 rodeado todavía de la desconfianza de muchos. Manley fue durante un tiempo el principal sospechoso, pero no el único, y muchas personas afirmaron haber sido las autoras del mismo o que conocían personalmente al asesino

Todas las pistas resultaron ser falsas. Pocos días después de hallado el cadáver, dos oficiales de policía que discutieron sobre el caso en un restaurante fueron señalados como sospechosos por uno de los camareros del lugar; un astrólogo preguntó la hora y fecha exactas del nacimiento de Elizabeth en comisaría y prometió proporcionar el nombre del asesino en pocos días… cosa que nunca hizo. Asimismo, otra persona pidió que tomasen imágenes del globo ocular derecho de la víctima, pues éste podría haber “fotografiado” al asesino, según una creencia muy extendida entonces entre los círculos supercheriles según la cual el ojo registraba la última imagen con la que había entrado en contacto, a modo de una cámara fotográfica.
Anécdotas aparte, la policía angelina realizó uno de sus mayores despliegues hasta la fecha para detener al asesino. Cientos de personas fueron consideradas sospechosas y cientos interrogadas por los agentes. Alrededor de 60 hombres y otras tantas mujeres confesaron ser los autores del crimen, quizá ávidos por obtener fama y gloria, aunque todos ellos se contradecían a la hora de declarar, demostrando que los datos que aportaban los habían leído en los periódicos. Junto a “Red” Manley, otro de los sospechosos con más posibilidades a ojos de los detectives de ser el asesino respondía al nombre de Jack Anderson Wilson, alias Arnold Wilson, un ex convicto y alcohólico que al parecer mantuvo una relación sentimental con la víctima.

Wilson fue entrevistado por el autor John Gilmore mientras éste recopilaba información para un libro sobre el caso titulado Severed: The truth story of the Black Dahlia Murder. El ex convicto al parecer estaba relacionado con otros asesinatos, como el de Georgette Bauerdorf, una acaudalado vividor que al parecer conoció a la Dalia Negra en la famosa Hollywood Canteen, sin embargo, nunca se pudo demostrar su implicación en ambos crímenes, ya que Anderson Wilson murió en circunstancias extrañas antes de ser formalmente acusado de algún cargo. Al igual que en el clásico caso de Jack el Destripador, la precisión quirúrgica con la que el asesino había seccionado el cuerpo de Beth hizo pensar a las autoridades que se trataba de un médico con años de experiencia. Según declaró el detective Harry Hansen, uno de los investigadores asignados originalmente al caso, ante el Gran Jurado del distrito de Los Angeles, estaba convencido de que el depravado asesino se trataba de un “excelente cirujano”.

La falta de pruebas, sin embargo, hizo imposible acusar del crimen a ninguno de los sospechosos. En 1996, Larry Harnisch, un editor y escritor de Los Angeles Timesplanteó la posibilidad de que el asesino de Short fuera el cirujano Walter Alonzo Bayley, que vivía cuando sucedieron los hechos cerca del lugar donde fue hallado el cadáver y que murió en enero de 1948 de una enfermedad mental degenerativa. Al parecer su hija había sido amiga de una de las hermanas de Elizabeth, Virginia Short, sin embargo, nunca se le pudo acusar formalmente; sin duda su imposibilidad de declarar fue una de las razones por las que fue descartado como culpable.El caso, por tanto, sigue sin resolverse, ya hace décadas que se convirtió en la cuenta pendiente de varias generaciones de policías que, ante la aparición de nuevas pruebas, siempre pretenden reabrir el mismo. La lista de sospechosos fue tan larga como infructuosa, y en ella se incluyeron también los nombres de personajes de mayor relevancia que los citados, como el célebre Orson Welles o el gángster Bugsy Siegel, creador de Las Vegas e implicado en múltiples asesinatos a lo largo de su vida. Sin embargo, muchos de estos supuestos “sospechosos” no eran sino los protagonistas de delirantes hipótesis de periodistas y escritores varios.
Se llegó incluso a afirmar que su asesinato podría haber sido consecuencia del rodaje de una “Snuff movie”, aunque hoy día esta hipótesis es considerada poco probable. El mayor misterio en torno al asesinato de la Dalia Negra tuvo lugar cuando nueve días después del atroz suceso, alguien –probablemente el asesino–, envió a la redacción de Los Angeles Examiner un paquete impregnado con gasolina probablemente para evitar que hallaran sus huellas en el envoltorio. En su interior se encontraban algunos objetos personales de la víctima: fotografías, su certificado de nacimiento, su tarjeta de la seguridad social y su obituario. Además, alguien que decía ser el asesino utilizó letras recortadas de los periódicos que hablaban del caso para enviarle mensajes a la policía en los que afirmaba que volvería a matar.
Pero ni siquiera este desafío del asesino sirvió a uno de los departamentos de policía por aquel entonces más adelantados y modernizados del mundo para dar con el culpable. Hoy su caso permanece en la memoria colectiva de los estadounidenses, junto a otros tan célebres como el de la Familia Manson o el del Carnicero de Milkwaukee, aunque sin resolverse…
Nadie ha podido hacer justicia y devolver la integridad a una persona, la joven Elizabeth Short, que lejos de hallar en el país de las oportunidades una vía para alcanzar su sueño, encontró la muerte, tan terrible, en las calles de una ciudad de celuloide castigada por el crimen, el alcohol y la falta de expectativas de sus habitantes. No se encendieron los focos ni se levantó el telón para dar la bienvenida a Elizabeth. Su última y horripilante visión fue probablemente el resplandor de un cuchillo afilado…

















lunes, 8 de octubre de 2012

Rhinogrades o Snouters


Todo comenzó en 1941 cuando el sueco Einar Pettersson-Skämtkvis escapó del ejército nipón que le tenía retenido como prisionero de guerra. El destino quiso que Einar no fuera recapturado y así logró nadar lo suficiente como para dejar atrás a sus captores. No obstante la casualidad hizo que las corrientes marinas condujeran a Einar a un misterioso y hasta entonces desconocido archipiélago en algún lugar del Océano Pacífico.
Allí, Einar descubriría un oasis zoológico en el que el mismísimo Charles Darwin habría caído presa del asombro. Y es que, en aquel archipiélago, los mecanismos genéticos de la evolución habían tomado unos cauces excéntricamente distintos al del resto de seres vivos que se conocen, tal vez debido al aislamiento geográfico. Fue así que Einar se encontró con un extraño abanico de especies de mamíferos que habían desarrollado sus apéndices nasales de un modo inimaginable que les había permitido adaptarse a los diversos entornos de la isla y cumplir multitud de funciones según la necesidad.
Seres como ratones que volaban con las orejas y se apoyaban con una fusión entre pata y nariz, pequeños roedores que recordaban a los pulpos porque se desplazaban sobre varias narices parecidas a tentáculos… Aquellas fueron sólo algunas de las fascinantes criaturas que poblaban el archipiélago que posteriormente sería bautizado como Hi-yi-yi o Hi-IAY islands.



Años después los misteriosos seres serían conocidos como snouters o rhinogrades; ya que, pese al descubrimiento de Einar, no hubo un estudio científico sobre las criaturas hasta 1957, año en que el naturalista alemán Harald Stümpke se decidió a investigar a aquellas narigudas criaturas y elaboró así su gran monografía “Bau und Leben der Rhinogradentia” (Forma y vida de los Rhinogrades).
Según los estudios del profesor Stümpke, los Rhinogradentia conformaban un orden biológico independiente que se caracteriza por su particular morfología y su método de movimiento, el cual consistía en que, en lugar de usar sus patas, usaban su nariz larga y extendida (o sus narices) para desplazarse. Los Rhinogradentia podían tener una o varias narices, razón por la cual se dividen en dos familias: la Monorrhina (de una sola nariz) y la Polyrrhina (de varias narices). El género con el que fueron catalogados “Rhinogradentia” proviene de la partícula “rhino” o “nariz” en latín. Stümpke describió 26 géneros y 189 especies dentro del orden Rhinogradentia, hablándonos entre las líneas de su obra sobre rhinogrades que usaban sus apéndices nasales para funciones tan variadas como pescar, caminar y sujetarse de las ramas, posarse sobre el suelo y capturar insectos con sus colas pegajosas, etc.

Seguramente Stümpke habría publicado más sobre los rhinogrades si una prueba nuclear realizada cerca del archipiélago no hubiera provocado una explosión con un radio de unos 100 kilómetros, una detonación que acabó con las 18 islas del archipiélago, hundiéndolas en el Océano Pacífico con Stümpke y los otros científicos que en ese momento estaban celebrando un congreso en una de las islas… Ese fue el fin de los rhinogrades y, si no hubiera sido porque tiempo atrás Stümpke había publicado su obra, quizá nunca hubiésemos conocido el orden Rhinogradentia.



¿Existieron realmente los Rhinogrades?

Pero… ¿Acaso existieron los rhinogrades? NO. En realidad todo fue inventado por el eminente zoólogo alemán Gerolf Steiner de la Universidad de Karlsruhe. Steiner inventó una historia tan cargada de detalles que parecía real: Al prisionero sueco Einar Pettersson-Skämtkvis, el archipiélago Hi-yi-yi, al profesor Stümpke (usó su identidad ficticia para firmar como si Stümpke existiera y fuera el autor de “Forma y vida de los Rhinogrades”) y, desde luego, 189 especies de rhinogrades, animales totalmente inventados e imposibles de encontrar en la naturaleza. Lo que Steiner creó fue en realidad una brillante mofa a la Ciencia, una parodia del género de la monografía científica en la cual puso todo su ingenio y su conocimiento zoológico para hacer dibujos técnicos, descripciones, categorizaciones y sistematizaciones con el rigor de una obra verdadera…
Sin embargo y a pesar de lo descabellado de sus descripciones, la precisión y perfección con la que fueron descritas en el libro “Bau und Leben der Rhinogradentia” confundieron a un gran número de zoológos, ni que decir tiene que muchas personas dieron por cierta la monografía y el texto aún a día de hoy se puede comprar por internet en portales como Amazon.

En numerosos portales de internet incluso se ha tratado esta noticia como cierta y es bastante habitual encontrar extractos y dibujos del libro en webs de criptozoología de muchos países.
Como dato curioso debe citarse que en 1970 fue nombrada en honor de Steiner una especie de mariposa recién descubierta con el nombre de "Rhinogradentia steineri".


Imágenes y Dibujos de los Rhinogrades, también conocidos como Snouters

Para finalizar el artículo os dejo con una galería de ilustraciones del libro y recreaciones de cual sería el aspecto de los rhinogrades, en las que puede apreciarse la morfología de estos seres imaginarios y la gran cantidad de especies que supuestamente existieron.












Los Fuegos Fatuos


Los fuegos fatuos son pequeñas luces o llamas flotantes que suelen adoptar diversas coloraciones (rojo, amarillo, azul pálido), aparecen generalmente cerca de cementerios y lugares pantanosos durante el atardecer o la noche, se mueven en algunos casos y su origen parece deberse a la combustión de ciertos compuestos que se desprenden de sustancias animales o vegetales en proceso de descomposición. 

Se dice que retroceden o alejan cuando uno intenta acercarse a ellos y han sido el origen de muchas leyendas y creencias populares, que las asocian con fantasmas y espíritus del más allá. Razón por la cual no todos se contentan con explicaciones racionales y continúan teniendo un aura de superstición y misterio.

Distintas Creencias en los Cinco Continentes

Los fuegos fatuos (will of the wisp en Inglés) son considerados por muchas culturas como seres espectrales y se piensa que son las almas de los muertos, por eso aparecen principalmente en cementerios y zonas pantanosas, en otras se afirma que marcan en lugar donde hay tesoros escondidos e incluso en determinadas partes del mundo se les considera síntoma de buen augurio. He aquí algunas de las leyendas más importantes de cada continente sobre estas misteriosas luces nocturnas.

América del Norte
En Estados Unidos de América, según nos cuenta el antropólogo Dale Ferguson, los indios norteamericanos tenían leyendas sobre espíritus que se manifestaban como llamas azules que danzaban similares a los fuegos fatuos.
Latinoamérica
En Perú, los nativos de los Andes creen que las luces verdosas y blanquecinas indican los lugares en que los conquistadores como Francisco Pizarro y sus tropas enterraron el tesoro de Atahualpa. Le llaman “la luz del dinero”.
Similar es el caso de México, ya que allí se habla de las “luces del dinero” o “luces del tesoro”. Algunas de esas luces se vinculan a relatos de la Revolución Mexicana: así, en Cuatrociénagas (lugar en que se ahogó el lugarteniente de Villa, el General Fierro) se cree que de noche aparece una luz que señala el lugar en que está el oro que el general llevaba guardado y que perdió al caer con su caballo.



Por otra parte, en ciertas regiones de México se habla de “las brujas”, las cuales se cree que se manifiestan como luces que, en días de gran turbulencia, se aparecen sobre cerros y montañas.
En Colombia se habla de un “automóvil” que deambula por carreteras poco transitadas, siendo que en Ocaña aquello se conoce como el “Carro Fantasma de Carlos Bombita”, el cual supuestamente se ha visto en el camino que conduce a Pueblo Nuevo. También en Colombia, dentro así mismo de Ocaña, hay una variante de la leyenda de la Llorona, variante que se conoce como “La Luz Corredora” y cuyos fantasmales ojos serían parejas de fuegos fatuos que a veces se ven por la noche.
En cuanto a Venezuela, hay ciertas zonas rurales en que sobrevive una leyenda según la cual los fuegos fatuos son los espíritus en pena del conquistador español Lope de Aguirre y de sus hombres


Europa
A  nivel general pero sobre todo en la cultura popular gaélica y eslava, se cree que los fuegos fatuos son espíritus malignos o seres sobrenaturales que intentan que los viajeros les sigan al interior del bosque para conseguir que se pierdan.
En Hungría se habla del “lidérc” y es un símbolo de buen augurio, se cree que bendice y da buena salud a quien lo ve.
En Inglaterra aparece en diversas leyendas populares, siendo en muchas de ellas un ente malicioso. También, aunque dentro de otras leyendas, los fuegos fatuos aparecen como guardianes de tesoros.




En España hay mucho folclore en torno a los fuegos fatuos. Por ejemplo, en el País Vasco se habla de un tipo de hada que se transforma en bola de luz, a tal tipo de hada se le llama “Mari”.
En Italia se habla de los “Cules”, los cuales son luces de las provincias de Tronio, Cuneo y Novara. En Bosco dell`Oro se cree en un tipo de guardían del tesoro, la llamada “luce vagante”, mismo ser que en Milán se conoce como “cagnolitt”. En el cementerio Trentino di Banano (en Modena) existe la creencia de un espíritu socarrón que arrastra un bastón terminado en bombilla (cuyo brillo vendría a ser el fuego fatuo).
En Alemania solo existe un área donde se ven luces misteriosas y esa área es el bosque de Briselanger, cerca de Berlín. Allí se las llama “luces locas” o, en alemán, “irrlichter”.
En Holanda, al igual que en Alemania, durante la Edad Media se creyó en las “luces del tesoro”, las cuales señalaban lugares de tesoros enterrados. En 1866, una epidemia de peste bobina fue adjudicada a la aparición de fuegos fatuos en el campo.
En Suecia se piensa que los fuegos fatuos son espíritus de niños no bautizados que intentan conducir a los hombres a lugares con agua, todo por el deseo de recibir el sacramento.
El folclore finlandés en cambio nos habla de “el flamígero” (“Omlatt”), un espíritu de niño que fue enterrado en el bosque y aparece entre la vegetación.

Asia
La más famosa de las luces fantasmas asiáticas es una luz que sale del fondo de un río, se queda un rato flotando a diez metros y después sale disparada hacia el cielo. Su lugar de aparición es el río Mekong en Tailandia, país que es el hogar de los Nagas, unos seres míticos que aparecen en octubre y son como llamas que vuelan sobre la superficie.
En Darjeelin, dentro de la India, se cree en los “Chota-admins”, un cierto tipo de duendes u hombrecillos que viven bajo tierra y usan linternas (las cuales vendrían a ser los fuegos fatuos).
Japón sin embargo es el país asiático en que más trascendencia han tenido los fuegos fatuos dentro de la cultura popular. Allí se habla del “hitodama”, término que significa “alma humana”. En efecto, los japoneses creen que las almas de los recién fallecidos adquieren el aspecto de una llama fantasmal que tiene tonos azulados o verdes.


Oceanía
En Australia se habla de las “luces Min Min”, las cuales aparecerían en la Estación Alexandria (el rancho más grande del mundo) y supuestamente serían tan antiguas que se habrían visto desde antes de la llegada del hombre blanco. También se habla de la “Quinn`s Light”, una luz intensamente brillante con forma de águila. Según se cuenta aparece en el río Murrumbidgee, en New South Wales; y, al parecer, es más que una simple creencia popular pues ya bien entrado el siglo XX un granjero vendió su granja por el temor que le engendró haber visto dicha luz…






momia extraterrestres de Perú


Días atrás se publicó en un buen número de medios de comunicación un descubrimiento arqueológico que hacía las delicias de los amantes en temas paranormales. Se anunció a bombo y platillo el hallazgo en Quispicanchi (Perú) de un par de momias cuyas características apuntaban a que eran de origen extraterrestre.
En realidad, fue su propio descubridor, el antropólogo Renato Dávila, quien las presentó en sociedad argumentando dicha posibilidad. Los restos fueron encontrados hace dos años, pero hasta ahora no han querido decir nada sobre el asunto.
Las momias tienen una pequeña  altura de 50 cm, el cráneo con una extraña deformación en forma triangular y también poseen molares, que aparecen en los seres humanos entre los 4 y 6 años. Dávila se escuda en que dos científicos españoles y uno ruso que lo han visto apoyan su hipótesis, pero en ningún momento ha facilitado el nombre de dichos investigadores.
Desde que se anunció el hallazgo y se exhibió en el Museo Privado de Ritos Andinos que gestiona casualmente el propio Renato Dávila, los visitantes al lugar han sido numerosísimos, haciendo larguísimas colas para acceder y contemplarlos.

Renato Dávila observa su hallazgo
Aunque rápida y eficazmente, los investigadores realmente  preparados para estudiar este tipo de fenómenos, han desmentido al señor Dávila,  afirmando que realmente los restos de las momias encontradas en dicha excavación se tratan de los cuerpos de unos "infantes prehispánicos" de unos tres o cuatro años de edad, aproximadamente.
La deformidad de sus cráneos se debe a un extraño ritual que se realizaba en las civilizaciones Pukará y Tiahuanacota, en las que se les vendaba la cabeza a los niños pertenecientes a la nobleza, con el fin de que se les alargase. Este hecho hacía que se distinguiese fácilmente a los miembros de las familias más importantes y respetadas.

Craneo deformado expuesto en el Museo Arqueológico de Lima
Según han informado fuentes de la investigación del Ministerio de Cultura de Perú, los restos se consiguieron de manera ilegal, realizando  lo que se conoce como huaqueo, que es el delito de saquear el contenido de restos arqueológicos y realizado por personas sin escrúpulos, cuyo fin es el comercio ilícito y el provecho económico.
Pero lo más indignante para los expertos es la desinformación que se ha dado sobre el caso desde numerosos medios de comunicación debido a que el tema de las calaveras deformadas, y toda la historia que las rodea,  es famoso en Perú desde hace muchísimos años.
En el Museo Arqueológico de Lima y el Museo de Ica (ambos en Perú) se encuentran expuestos una extensa colección de cráneos deformes y de extrañas formas.
Dichos cráneos han sido estudiados meticulosamente y lo curioso en ellos es la similitud que tienen con otras calaveras pertenecientes a culturas tan lejanas como la africana o la egipcia, donde también se hallaron indicios de la realización de la práctica de vendar la cabeza desde pequeños para deformarla.

Para terminar, os dejo un vídeo de la televisión de Perú en el que informan del hallazgo y da sus explicaciones el antropólogo Renato Dávila






Monte Shasta


El Monte Shasta esta cubierto por una bruma permanente que hace muy difícil su observación por los habitantes de Los Angeles. Se cuenta que en cierto día que se vio despejado, el astrofísico Dr. Larkin, trabajador de Monte Lowe , donde existe un laboratorio, observó toda una cúpula dorada y metálica de una gran construcción que salía de la montaña, pero luego se dejó de ver misteriosamente.

Se dice que en sus alrededores se producen fenómenos electromagnéticos y que las personas que caminan por sus laderas se han perdido misteriosamente entrando en lapsus de memoria y de tiempo como si allí existiera una extraña fuerza misteriosa sobrenatural que no es de este mundo.
En 1931 se dio un gran incendio que misteriosamente se apagó formando una curva perfecta en la zona central. Una gran niebla salida de nadie sabe dónde lo apagó.

Es aun más extraño el hecho de que distintos montañeros han encontrado seres vestidos de blanco con una cinta en el pelo que se escapan ante la presencia de los curiosos. Se trata de seres altamente evolucionados y muy altos que de vez en cuando acuden a los establecimientos de Los Angeles pero curiosamente no pagan con la moneda de curso legal sino con pepitas de oro que sacan de las entrañas de la montaña. 

En dicho monte se han encontrado animales raros que no pertenecen a la fauna de la Tierra y mucho menos a los de esa región y se han comprobado vuelos de naves extraterrestres sobre la zona así como sobre el mar con la posibilidad de que existiera una entrada subterránea desde el Océano a esta ciudad subterránea




sábado, 6 de octubre de 2012

La gripe española, la peor pandemia de la historia

1918 fue el fatídico año en que acababa la Primera Guerra Mundial, nueve millones de personas habían perdido la vida, pero la humanidad seguía siendo castigada por un mal mucho más devastador; un terrible virus de la gripe, conocido como “gripe española”. La epidemia fue causada por el brote de la influenza virus A del tipo H1N1, el mismo que el actual, aunque mucho más virulento y mortal tanto en personas ancianas como en individuos fuertes y jóvenes. En cuestión de meses, se convirtío en pandemia y se llevó a la tumba,a casi 40 millones de personas; es decir, cuatro veces más víctimas que dejara la gran guerra. Sólo en España, el virus de la gripe española, causó la muerte a 300.000 personas. Es por ello que esta gripe sea considerada la peor pandemia de la historia. El origen no fué español La enfermedad surgió en los Estados Unidos, en el estado de Kansas, pero los Aliados de la Primera Guerra Mundial la llamaron gripe española porque recibió una mayor atención de la prensa en España que en el resto del mundo. Los países implicados en la Gran Guerra no informaban sobre la epidemia para no desmoralizar a las tropas, de modo que las únicas noticias venían en la prensa española. España fue el único que no censuró información ya que era neutral en el conflicto. Así que como gripe española pasaría a la historia, el primer brote, la ola de primavera de la epidemia, se originara, al parecer, en los cuarteles militares estadounidenses en marzo de 1918. El segundo brote, la ola principal de la pandemia global, tuvo lugar de septiembre a noviembre de ese mismo año. Hubo, en numerosas zonas, una tercera ola, muy grave, a principios de 1919. Virulencia letal Por entonces, todavía no se habían descubierto los antibióticos. En su mayoría la gente que murió durante la pandemia lo hizo por neumonía causada por bacterias oportunistas que infectaron a quienes la gripe había ya debilitado. Sin embargo, una parte de los afectados por la epidemia murieron apenas unos días después de que se les manifestaran los síntomas de la enfermedad, victimas de una neumonía vírica mas grave, originada por la misma gripe, que dejo sus pulmones completamente encharcados de sangre o liquido. Además, la mayoría de los fallecidos eran adultos jóvenes de entre 15 y 35 años, un grupo poblacional que rara vez muere de gripe. Los investigadores detectaron mucho tiempo después que se trató de un gripe transmitida por las aves, y no porcina. De modo que el virus de 1918 no tenía ningún gen de tipo humano: era un virus de la gripe aviar, sin mezclas. Tenía, eso sí, 25 mutaciones que lo distinguían de un virus de la gripe aviar típico, y entre ellas debían estar las que le permitieron adaptarse al ser humano. Se supo así que el virus de la gripe española se multiplica 50 veces más que la gripe común tras un día de infección, y 39.000 veces más tras cuatro días. Mata a todos los ratones de laboratorio en menos de una semana. El fantasma de la gripe española El miedo a que se propague un nuevo virus de una virulencia letal similar al de la mal llamada ” gripe española”, planea estos dias después de que hemos conocido el alcance de contagio entre humanos por gripe porcina. La gripe española de 1918 fué la peor de las tres epidemias de gripe del siglo XX, pero no es menos cierto que entonces las medidas sanitarias eran muy precarias tras la gran guerra; no se contaba con antivirales, y además los estados, que trataban de recuperarse del desastre, no pudieron tomar las medidas adecuadas para evitar que la pandemia se propagara. Las carencias sanitarias y alimenticias, además de la imposibilidad de aislar a las personas contagiadas en hospitales abarrotados de heridos de guerra, fomentaron más si cabe el contagio. Los ciudadanos se encontraron desprotegidos frente al virus y en pocos meses el desastre era incontrolable. 90 años después de aquello, el temor a que resucite el fantasma de “la gripe española” sigue estando presente. Es el referente más claro estos días, de cómo puede llegar a comportarse el virus de Influenza porcina H1N1 si se convierte en pandemia.

LA MALÉDICTION DU DIAMANT DE L'ESPOIR


Si l’on en croit la légende, le fabuleux diamant connu sous le nom de diamant de l’Espoir, qui ornait jadis une idole indienne, aurait été dérobé par un prêtre hindou. On raconte que le pauvre prêtre aurait été torturé et mis à mort pour son crime. La pierre précieuse, censée porter malheur, réapparut en Europe en 1642 entre les mains d’un contrebandier français du nom de Jean-Baptiste Tefernier. Il la vendit avec d’énormes bénéfices mais laissa son fils prodigue dépenser le plus gros de sa fortune. Il devait finir déchiqueté par des chiens enragés aux Indes, où il était parti reconstituer sa fortune. La pierre entra ensuite en possession de Louis XIV qui la fit tailler à nouveau, la ramenant ainsi de 112,5 carats à 67,5 carats. Cette réduction ne lui ôta pas son sort maléfique. Nicolas Fouquet, qui l’avait emprunté pour un dîner officiel, fut reconnu coupable de détournement de fonds et emprisonné à vie. Il mourut dans sa prison. La princesse de Lamballe, qui portait souvent le diamant, tomba plus tard sous les coups d’une foule parisienne enragée. Le roi lui-même mourut ruiné et politiquement affaibli, son royaume épuisé. Louis XVI et Marie-Antoinette qui héritèrent ensuite du diamant finirent leurs jours sous le couperet de la guillotine. En 1830, le bijou, désormais historique, fut acheté par un banquier londonien du nom de Henry Thomas Hope, qui le paya 150 000 dollars. Il connut rapidement des revers de fortune et l’un de ses petits-fils devait mourir ruiné. Un de ses derniers héritiers se débarrassa enfin du bijou en le vendant. Dès lors, pendant seize ans, la pierre passa de main en main Dans celles, entre autres, du Français Jacques Colet qui se suicida et du prince russe Ivan Kanitovitch qui mourut assassiné. En 1908, le sultan turc Abdul Hamid paya 400 000 dollars pour l’Espoir qu’il s’empressa d’offrir à sa concubine préférée, Subaya et fut lui-même renversé. Ce fut Simon Montharides qui en devint ensuite propriétaire. Sa voiture se renversa, le tuant sur le coup en même temps que sa femme et sa petite fille. Le diamant traversa ensuite l’Atlantique et tomba entre les mains du magnat de la finance Ned Mc Lean qui l’acheta pour la somme dérisoire de 154 000 dollars. Son fils Vincent se tua peu de temps après dans un accident de voiture et sa fille mourut d’une overdose. La femme de Mc Lean s’adonna à l’héroïne et lui-même finit ses jours dans un asile. Il mourut en 1947, laissant le douteux héritage à ses petits-enfants, dont la petite Evalyn, âgée de cinq ans. Deux ans plus tard, la famille Mc Lean vendit le diamant à Harry Winston, un marchand de pierres précieuses. Winston en fit don au Smithsonian Institute où il se trouve encore. Sa malédiction n’agit peut-être pas sur les institutions comme sur les individus ou est peut-être venue d’éteindre avec Evalyn Mc Lean, l’un des six petits-enfants de Mac Lean, que l’on trouva morte dans son appartement de Dallas le 13 décembre 1967. Elle avait 25 ans et l’on n’a jamais su la cause réelle de son décès.