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jueves, 30 de junio de 2016

La mujer que vino de un mundo paralelo

Este relato fue escrito por Lerina García Gordo, una mujer que afirmaba venir de un mundo paralelo. Escribió este relato en un foro con la esperanza de que alguien pudiera ayudarle.


Primera parte


Hola, me llamo Luz, tengo 41 años y creo que he saltado a un universo paralelo. Me cuesta contarlo pues todo el mundo va a creer que soy una psicótica, y nadie va a creerme. Por favor, si alguien ha tenido una experiencia similar que me escriba un mail. Un día me desperté y todo era distinto, nada espectacular ni nada que ver con los viajes en el tiempo y todas esas cosas, sencillamente me levanté en el mismo año y el mismo día en que me acosté pero muchas cosas eran diferentes. Son cosas pequeñas, pero lo suficientemente importantes para saber que, en un momento dado hubo un punto de inflexión en el que las cosas son diferentes. De hecho, si esto es un sueño todos estáis en un sueño, pues esto que escribo no existe, así que si alguien responde es que está viviendo la misma realidad que yo, sea mi sueño o no.


          Hace unos 4 meses me desperté una mañana normal, estaba en mi casa de alquiler en la que vivía hace 7 años, todo era igual, salvo que el juego de sábanas que estaba en mi cama era diferente, no le di importancia en el momento. Bien, fue a mi oficina, en mi coche, que estaba aparcado donde siempre, y era la misma oficina donde he trabajado en los últimos 20 años. Pero cuando llegué a mi despacho no era mi despacho, tiene los nombres en la puerta y el mío no estaba. Pensé que me había equivocado de planta pero no, era la mía. Me bajé a la zona wireless de mi oficina y me busqué, seguía trabajando allí pero estaba en otro departamento reportando a un director que ni conocía, fui al despacho que marcaba el directorio, dije que me encontraba mal y me fui. Todo en mi cartera era lo mismo, mis tarjetas, mi DNI, todo igual, pero yo no recordaba haber cambiado de departamento en ningún momento. Fui al médico del seguro y me hicieron pruebas de drogas y alcohol…..todo limpio. Fui a trabajar al día siguiente, y preguntando, diciendo que no me encontraba bien, bueno, he ido saliendo del paso.


          Mi piso es el mismo, todo igual, he mirado todos los papeles que guardo en la casa y todo es lo mismo. Al poco tiempo de darme cuenta de que pasaba algo raro pensé que era algún tipo de amnesia, que igual me había pasado algo y no recordaba un tiempo de mi vida, pero no, entré en Internet y era el día que debía ser, y las noticias, al menos las importantes de portada eran las mismas que el día anterior. Hace 6 meses que no estoy con mi pareja de hace 7 años, lo dejamos y comencé una relación con un chico de mi barrio. Lo conozco perfectamente, he estado 4 meses con él y conozco su nombre, apellidos, dirección, donde trabaja y a un hijo que tiene y donde estudia. Bien, ese chico ahora no existe. Parece que existía antes de mi ’salto’ pero ahora ni rastro, he contratado a un detective para que lo busque y no existe en este ‘plano’. He ido al psiquiatra y lo achacan al stress, cree que son alucinaciones, pero sé que no es así. Mi ex-novio está conmigo como si tal cosa, nunca lo he dejado por lo visto, y Agustín (mi novio ahora) parece no haber existido nunca aquí, no vive en el piso donde vivía ni encuentro a su hijo. Os juro que es real, que estoy muy cuerda. Mi propia familia no recuerda cosas como una operación en el hombro de mi hermana hace un par de meses, nunca la han operado, y pequeñas cosas así. Desafortunadamente no recuerdo muchas cosas importantes de los telediarios, pero el resto del mundo parece estar igual. Son muchas pequeñas cosas en los últimos cinco meses y ahora, muchas, tonterías, ropa que está en mi armario y no he comprado, post en el blog de un programa de radio que tenía con mi ex (el que sigue siendo mi novio ahora), y que dejé de poner….no sé son tonterías pero de verdad que estoy cuerda y ha sido real.


          POR FAVOR, si a alguien le ha pasado algo similar que me contacte, a ver que ha podido pasar, no encuentro ninguna patología que coincida con lo que me ha pasado. He estado cinco meses leyendo todas las teorías que he encontrado y estoy convencida de que ha sido un salto entre planos, algo, alguna decisión tomada, alguna acción que ha hecho que cambiaran algunas cosas, lo que me ‘mosquea’ es que esté en el mismo año, y por qué no he saltado a otro tiempo, yo soy exactamente la misma. Para explicarme, es como si hubiera perdido la memoria hace 5 meses y me despertara habiendo soñado esos 5 meses, con la salvedad de que todo el mundo me recuerda en ese tiempo, y he hecho cosas que no soy consciente de haber hecho. ¿alguna experiencia más?


          Por favor, abstenerse graciosos y gente que tiene ‘la verdad’ en su mano. Es muy serio para mí.


          Gracias


          Luz


 De inmediato le envié el siguiente mail:


 


lerinagarciagordo@yahoo.es


Segunda parte


Desde el 16 de julio del pasado año en que escribí mi post no me ha pasado gran cosa, la vida sigue tal cual la encontré aquella mañana del 23 de febrero del 2008 en que todo era distinto pero similar. Es todo muy extraño, y a la vez me adapté en seguida, supongo que habrá mucha gente a quien le ha pasado algo parecido y que no lo cuenta por miedo a que le tomen por loco, el ser humano es muy adaptable en el fondo a circunstancias nuevas y al juicio social.  


          No sé que más contarte de mi experiencia, soy muy cauta hablando con la gente. Me sorprende, por ejemplo, cuando estando con unos amigos al tiempo de ocurrir,  me recordaron la nochevieja del año 2007 en un sitio en Almería en la costa española, y haber conocido a una gente que sé no he conocido. En mi recuerdo y mi ‘otro’ plano (no se como llamarlo), pasé la nochevieja aquí en Madrid, en mi casa, y recuerdo perfectamente el menú y los platos que hice, además estaba con otra gente, con el chico que comentaba en mi post con el que salía y que ya no existe por ningún sitio (de lo que ahora, sinceramente, me alegro).


          El otro día saludé a un chico de mi barrio, un niño de unos 11 años con el que iba hasta el autobús todas las mañanas (recuerdo ir siempre en coche a trabajar desde hace años, salvo días esporádicos)  y no me conocía , son pequeñas cosas así, aunque el pensó que era una especie de vidente o algo así por lo que yo sabía de él.


          Lo más alucinante es que en mi casa hay fotografías de un festival de blues, en agosto de 2007, en las que estoy con un bluesman albino muy conocido, Johnny Winter, y sé fehacientemente que yo nunca he me he hecho esa fotografía, estaba mientras en otro sitio el mismo día, lo recuerdo perfectamente, pues fue el fin de semana siguiente a mi cumpleaños y lo celebré con mi familia.


          Como te he comentado, intento ser muy, muy, cauta y no hablar con casi nadie de esto para que no me malinterprenten e ir tomando datos poco a poco que voy anotando a ver si logro reconstruir los meses que no recuerdo y encontrar el punto de inflexión en el que se produjo la ‘convergencia’, por llamarlo de alguna forma.


          He hecho algún intento de contárselo a una amiga, pero no veo la forma, lo intenté en algún momento en que le recordé una noche que salimos en Navidad  del 2007 ella y yo, pero parece que tampoco lo hicimos. Es muy extraño, porque hay cosas que coinciden en esos meses y cosas que no, que son totalmente diferentes, parece ser que en mi entorno más cercano, pero también en otros internacionales, no sé un atentado en Francia que parece no haber pasado.


          Te cuento más cosas de la experiencia, es bastante sencillo, imagina que te levantas mañana y los últimos seis meses de tu vida es como si los hubieras soñado, y lo que todo el mundo afirma que son tus experiencias reales, y de las que hay pruebas fotográficas y demás no hubieran existido para tí, pero tu sabes que el sueño es real, y conoces gente y tienes experiencias, pero la gente de tu sueño no parece conocerte, pero sabes cosas de ellos que no podrías saber por un sueño…


          Me reitero, soy muy cuidadosa cuando hablo con alguien de esos meses.


          Muchísimas gracias por haberme escrito y por interesarte por mi y lo que me ha pasado, te lo agradezco de veras.


          La verdad es que estoy un poco cansada  y no puedo entenderlo, no puedo entender que  pase algo así para estar igual, uno siempre sueña que le pase algo extraordinario  para solucionar su vida, pero no es así, va contra toda coherencia, contra todas esas teorías tan de moda de  la ley de atracción, la sincronicidad, etc.


          Supongo que todo esto tiene una razón de ser, pero de verdad que no puedo alcanzar con mi limitada mente a saber que pasó.


          No sé, estoy agotada con este tema, no me apetece ni pensarlo, ya pienso que fue un sueño  y punto, estoy empezando a deprimirme con el tema, máxime cuando sé que nadie lo cree…


          ¿Sabes lo que pienso?, que somos unos personajes de una especie de video-juego de alguien que nos ha creado, con nuestro ADN y a nuestro libre albedrío, que nuestras vidas de 70-80 años en realidad no es nada para ‘los dueños de nuestro personaje’, no sé como llamarlo, como los personajes que nosotros creamos en second-life o algo así….A quien me dirige a mi se le estropeó el sistema un momento y por eso me pasó lo que me pasó. No sé, estoy hecha un auténtico lío, la verdad.  Le doy muchas vueltas a lo del video juego, obviamente sería algo más sofisticado que no llegamos a alcanzar con nuestra mente pero algo así…en el fondo tenemos conciencia/consciencia pero no existimos como creemos hacerlo. ¿y si fuera así? ¿y si alguien en el futuro, en otro mundo, en un universo que ni sabe que existimos nos hubiera creado para ganar o perder un juego? ¿qué diferencia hay con la idea de Dios y alguien a quien ruegas y te oye, y te concede, (o no) lo que quieres?? Ay, no sé, perdona que elucubre tanto, pero no sé que pensar, esa idea del ‘video-juego’. no es tan descabellada, piénsalo, imagina que en el año 2200 pueden crear personajes a su antojo, con pensamientos y sentimientos y solo somos eso. Es una locura, ser solo el personaje de un niño aburrido en su cuarto con la consola, un holograma de ceros y unos.


          Gracias por escribir y por interesarte, un beso fuerte.


Fuente: tendencias21.net

Nunca ayudes a un extraño


 


¿Es aconsejable ayudar a alguien que necesita nuestra ayuda? Nuestro instinto nos dice que debemos ayudarnos los unos a los otros. Pero a veces sin saberlo nos podemos poner en peligro o caer en una trampa…


La Segunda Guerra Mundial había acabado, pero el daño que habían causado los alemanes durante la ocupación y sobre todo durante su repliegue tras perder la Batalla de Normandía había dejado al pueblo francés en la más absoluta miseria. Con muchos de sus cultivos incendiados y sin casi ganadería, comer se había convertido en un privilegio al que sólo unos pocos podían aspirar.

En medio de este caos acceder a un trozo de carne o un huevo era casi imposible y sólo en el mercado negro se podía conseguir un alimento fresco que llevarse a la boca. Por supuesto sus desmesurados precios eran controlados por un grupo de gente sin escrúpulos que eran capaces de ver morir de hambre a sus compatriotas con tal de aumentar su fortuna. No es por eso extraño que se pagaran relojes de oro, joyas heredadas generación tras generación u obras de arte por un simple mendrugo de pan.

Monique, la protagonista de esta historia, no era ajena a la situación. Durante la ocupación se había visto obligada a “ofrecer” sus encantos femeninos a los soldados alemanes para poder comer. Por este motivo entre una multitud de gente casi famélica, por un hambre prolongada durante meses (si no años), Monique destacaba por su lozanía y por tener algún kilito de mas, algo totalmente inusual y que la hacía verse más atractiva que la mayoría de las mujeres de su edad. Monique sabía que esa era su mejor arma para seguir consiguiendo comida, pero la situación se había vuelto tan tensa que ya nadie parecía requerir sus “servicios”, preferían comer, que su compañía.

Un poco angustiada por el hambre, que por primera vez empezaba a sufrir desde que comenzó el conflicto, recorría el mercado buscando alguien a quien poder “convencer” para que le diera una pieza de fruta o un trozo de pan. Algo de carne era algo impensable ya que el único puesto que aún la despachaba tenía unos precios prohibitivos y sus distribuidores parecían inmunes a sus encantos. Mientras miraba con la boca hecha agua como fileteaban un trozo de carne para un señor que había ofrecido como pago un collar de oro un viejecito cayó casi a sus pies.

La turba de gente que se agolpaba junto al puesto de carne había empujado al anciano, quien había recibido un fuerte golpe en la cadera y parecía no poder levantarse. Tal vez la moral de Monique no fuera la más adecuada, pero sin duda la chica tenía un gran corazón y como un resorte se agachó a ayudar al señor para ayudarle a levantarse.

El viejecito aún dolorido le pidió que le ayudara a salir de allí y le guiara hasta unas escaleras que habían cerca para poder sentarse un rato.

– Muchas gracias por tu ayuda jovencita, parece que el hambre le hace olvidar a la gente el respeto por sus mayores.

– Esto es un verdadero caos – dijo Monique – no debería acercarse a ese maldito puesto de carne, las personas se vuelven como animales cuando empiezan las pujas.

– Pero si no me hubiera acercado ahora no tendría esto – dijo el anciano mostrando un paquete con aproximadamente un kilo de carne.

Los ojos de Monique se abrieron como platos, no había visto la carne tan cerca en semanas.

– ¿Cómo te llamas jovencita? – dijo el señor que esbozaba una maliciosa sonrisa mientras Monique tenía los ojos clavados en la comida.

– Monique – dijo sin apartar su mirada de la carne.

– Hagamos un trato Monique – dijo el viejo que sabía que la chica había picado su anzuelo- Si me ayudas a llevar este trozo de carne a mis hijos que viven cerca de aquí, te prometo un filete para ti sola. Al fin y al cabo un favor se paga con otro y yo casi no puedo caminar con el dolor que tengo en la cadera.

Monique que no podía salir de su asombro por tan gentil oferta sólo acertó a asentir con la cabeza mientras miraba al anciano. Este le extendió el paquete y le pidió que esperara un momento mientras escribía en un papel que metió dentro de un sobre que posteriormente cerró.

– Ya de paso aprovecho para que le entregues esta carta a mi hijo Matías – dijo el viejo quitándole importancia – si no, no se va a creer que te he prometido un trozo de carne por el encargo jeje.

Tras despedirse del señor, que aún se sujetaba la cadera con la mano en un claro síntoma de dolor, Monique se dirigió hacia la dirección indicada. Quedaba al otro lado de la plaza, cruzando el mercado, pero algo le perturbó cuando había avanzado sólo unos metros. Uno de los vendedores en el puesto de carne parecía esbozarle una sonrisa, pero no una de esas que le regalaban los hombres para ganarse sus favores, había algo perverso o malicioso en ella. Bajó la cabeza un poco asustada y como si su instinto femenino le avisara sintió que algo raro estaba pasando. Se giró para mirar al anciano pero allí ya no había nadie ¿cómo podía haberse ido tan rápido y escasos segundo antes no podía ni levantarse?.

Continuó su camino hacía la dirección marcada pero había algo en su interior que le decía que tuviera cuidado, una especie de intuición o sexto sentido que le pedía que saliera corriendo y nunca entregara esa carne. Pero como ya habíamos dicho, Monique era una chica honesta que se veía incapaz de robarle a un anciano y a pesar de su miedo, prosiguió con su encargo.

Pero algo la detuvo una vez que llegó al lugar marcado, la dirección exacta estaba en un oscuro y recóndito callejón que quedaba oculto de la mirada indiscreta de todo el que paseara por la calle principal. Ligeramente asustada por la idea de que el viejo hubiese ideado un plan para violarla. Decidió que lo mejor era no arriesgarse, así que ofreció una moneda de pequeño valor a un muchacho de la calle para que terminara el encargo.

Le esperaba en la esquina mientras observaba como el chiquillo llamaba a una sucia puerta de madera en la que se abrió una mirilla por la cual un hombre se asomó para ver quien había llamado y comprobar que no hubiera nadie más con él.

– ¿Es usted Matías? – dijo el chico- su padre le envía esta carta y este paquete de carne.

El hombre no le hizo esperar, abrió la puerta con la intención de recibir el paquete. Pero para sorpresa de Monique, que observaba todo desde la distancia, no agarró el paquete de carne, si no que sujetó fuertemente la muñeca del muchacho y de un tirón lo metió dentro de la casa cerrando la puerta con fuerza. Se comenzaron a escuchar gritos que fueron acallados en pocos segundos…

El bullicio ensordecedor de la plaza había silenciado al pequeño. Pero Monique había sido testigo de todo, así que gritando se dirigió a un par de militares que sabía que siempre vigilaban que todo estuviera en orden cuando el mercado se abría.

– ¡Por favor ayuda, acaban de secuestrar a un niño! – dijo Monique mientras tiraba del brazo de uno de los soldados guiándole hacia el lugar.

En menos de un minuto los militares se encontraban golpeando la puerta del lugar en el que había desaparecido el niño. Un fuerte alboroto se escuchó en el interior del edificio, un par de hombres vociferaban y golpeaban la puerta desde el interior, parecía que estaban colocando muebles y otros objetos pesados para evitar que se abriera con las patadas de los soldados. De repente el ruido cesó y segundos después, por una de las ventanas que habían en el tejado apareció un hombre que velozmente saltó al edificio cercano y desapareció de la vista de Monique, quien gritando avisaba a los militares que estaban escapando por arriba. Un segundo hombre salió y los soldados advertidos por Monique le dispararon, uno de los disparos le acertó en pleno corazón y cayó rodando por el tejado hasta el vacío, golpeando el suelo con un golpe atronador a unos metros de Monique.

Tras un par de minutos, los militares se cercioraron de que nadie mas saliera por la ventana y regresaron a la puerta, que empezaron a golpear con más insistencia hasta que consiguieron abrirla lo suficiente para apartar los muebles con los que los delincuentes habían formado una barricada temporal que impedía acceder al edificio.

Cuando consiguieron entrar se quedaron estupefactos, uno de ellos tuvo que salir inmediatamente mientras vomitaba, su estómago no pudo soportar el presenciar tan macabro espectáculo.

De un gancho colgaba el niño boca abajo con la garganta degollada, un cubo debajo recogía toda la sangre. A escasos metros había una mesa que parecía usarse para separar la carne del hueso y donde se podían ver restos humanos como pies, manos y una cabeza. Junto a unos cuchillos ensangrentados habían varios montones de carne humana que ya estaba lista para ser empaquetada.

Mientras, Monique, ajena al matadero humano que habían visto los militares se acercó al hombre abatido por los disparos, al mirarle más de cerca le reconoció como uno de los hombre que despachaban carne en el mercado. Pero lo que más le llamó la atención fue que de uno de sus bolsillos asomaba el sobre que le había entregado el anciano. La mujer se agachó y tras recogerlo decidió abrirlo, en su interior encontró escrito lo siguiente:

“Esta es la última que os envío hoy, las ventas van mejor que nunca”

Por supuesto cuando los soldados fueron al puesto de carne ya no quedaba nadie allí, seguramente el hombre huido había conseguido avisarles.

NOTA: Son muy comunes las leyendas urbanas que nos alertan de ayudar al prójimo y mucho más cuando se trata de alguien desvalido como un niño o un anciano que parece salir de ninguna parte y nos guían a algún lugar desolado. Aún a día de hoy es habitual escuchar que a una amiga de un amigo la violaron por ayudar a un niño perdido que acabó llevándola a un callejón o una mujer pidiendo socorro que acabó robando a la persona que la auxiliaba. ¿Realidad o leyenda? Sin lugar a duda me aventuraría a decir que en más de una ocasión se hizo realidad.